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Jóvenes, mujeres y microempresarios son los sectores más vulnerables ante la falta de ahorro para el retiro.

La falta de previsión, el trabajo en casa sin ingresos, así como la informalidad, convierten a este grupo en una bomba de tiempo en el sistema de pensiones mexicano, que comienza a generar problemas.

“La pobreza en la tercera edad en gran medida tiene una cara femenina. En cualquier segmento de ingresos por lo general a lo largo de su vida siguen quedándose muchos años en casa para atender a los hijos y siguen teniendo menos ingreso”, mencionó Úrsula Heimann, consultora en microfinanzas

“Cuando tienen pequeñas empresas, muchas veces son de autoempleo y en esquemas no tan formalizados en cuanto a beneficios sociales como podría ser una Afore”, agregó.

Destacó que en cuanto a los microempresarios, generalmente no están afiliados a una Afore y no atienden el tema del ahorro al enfocarse, en el mejor de los casos, en la adquisición de bienes para su actividad o en la formación de pequeños patrimonios.

“Ahí hay una bomba de tiempo, porque muchas veces se olvidan de este tema del ahorro para el retiro. A lo mejor están haciendo otras prevenciones, comprando algún bien como un terreno, o algo más, pero en general no están afiliados”, explicó Heimann.

Por su parte, los jóvenes en edad laboral se ve afectado por la falta de previsión y por el desempleo para este sector que prevalece en el país.

“Sean universitarios o no, muchos de ellos no están sensibilizados para empezar a ahorrar y si pasan 10 a 15 años de sus primeros trabajos se pierden toda esa oportunidad que tuvieron. Además de que hay un tema muy importante de desempleo juvenil que no les permite tener ahorro para el retiro”, añadió Heimann.

Si bien las autoridades y el sector privado involucrado en el tema de ahorro para el retiro realiza esfuerzos de comunicación y educación para disminuir estos riesgos, Heimann puntualizó que en el caso de la inclusión financiera, en México el esfuerzo se ha enfocado a otros temas de corto plazo, en lugar de alertar a la población de ahorrar para su vejez.

“La inclusión y educación financiera en años pasados se ha dedicado a otro tipo de temas, como el ahorro en general, al tema del crédito, servicios de pago, entre otros”, consideró la especialista.

“Pero, el tema de ahorro para el retiro lleva pocos años en la agenda y el debate público, y obviamente no ha llegado a todos los segmentos poblacionales en el sentido de que todos se sensibilicen por su importancia”, indicó Úrsula Heimann.

A la par de mayores esfuerzos de comunicación y educación financiera que deben realizarse en el país, se requieren esquemas adicionales para ofrecer alternativas de pensión digna a la población que está en la antesala de su retiro laboral.

“Una gran mayoría de las personas que entran al retiro no pueden vivir de su pensión, ya que el nivel de su pensión es muy bajo. Siguen trabajando hasta los 70 y 80 años, y dependen de algún familiar que les puede ayudar financieramente”, destacó.

Pobres, menos ahorradores. En el sector de menores ingresos se ubica la población que menos ahorra en el país. Entre 2015 y 2016, aumentó en 11 puntos porcentuales el número de personas que no cuenta con un recurso para necesidades futuras, al pasar de 48 a 59%, según la encuesta sobre hábitos y ahorro realizada por Provident.

De acuerdo con la firma, 32% de los encuestados asegura contar con una reserva de ahorro; 17% tiene ahorrados 2 mil pesos o menos; 6% posee hasta 4,500 pesos y otro 9% poco más de dicha cantidad.

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