No compartas tu contraseña. Si lo haces, cámbiala lo antes posible. Utiliza arriba de ocho caracteres alfanuméricos con mayúsculas y minúsculas para hacerla más difícil.

Verifica la seguridad de la página. Debe tener “https” y un candado. Evita navegar en sitios que no tengan estas características.

Revisa constantemente tus estados de cuenta y tus movimientos. Así podrás darte cuenta de algún movimiento que no hayas hecho. En este caso, acude a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros.

Elimina tus documentos. Cuando te deshagas de tarjetas de crédito vencidas o información personal o financiera, cuida romper todas las series de números y los nombres completos en muchos trozos para que nadie los pueda volver a unir.

No envíes contraseñas ni datos. No lo hagas a través de correo electrónico ni de redes sociales. Además, evita utilizar en tus contraseñas datos personales como fechas de nacimiento, números telefónicos o nombres de tus familiares.

No uses equipos públicos. Trata de conectarte desde tus dispositivos, pero si tienes que hacerlo en uno público, asegúrate de que tu información no quede grabada en ellos. Borra el historial y tus contraseñas de correo electrónico y redes sociales.

 Ni un dato proporciones a los encuestadores. Ni de manera telefónica o personal. Si te proporcionan datos de los servicios que ofrecen, no tienes que corresponderles con tu información personal.

¡Desconfía! Ésta es una regla fundamental. Nadie va a regalarte nada sin pedirte algo a cambio.

Cifrar tu información. Busca a un especialista para que te ayude a cifrar tu información personal, de esta manera estarás protegido incluso si te roban tus dispositivos.

Compra con cuidado. Asegúrate de que el sitio en el que comprarás por internet es seguro. Infórmate sobre el proveedor, éste debe brindar su identidad, denominación legal, políticas de venta y de privacidad, así como datos de su información física.

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