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Si bien el panorama para México pinta una película distinta a la de inicios de año, el gobierno debe mantener la prudencia y no subir su pronóstico de crecimiento, consideró Barclays.

Ello a pesar de que se ha disipado el riesgo de una rebaja en la calificación soberana, un camino institucional para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que se tiene una economía en aceleración, dijo el jefe de Investigación Económica para América Latina del banco, Marco Oviedo.

“La economía seguramente crecerá por arriba de 2%. Esto pinta una película muy distinta a la que teníamos en enero, donde teníamos preocupaciones de qué tanto podía afectar esta retórica en contra de México de Donald Trump, que al final ha resultado en el camino institucional y una renegociación [del TLCAN] que quizá hasta tenga elementos positivos para México”, dijo Oviedo en entrevista con EL UNIVERSAL.

No obstante que analistas y el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) muestran una mejoría para el crecimiento, la Secretaría de Hacienda debe seguir siendo conservadora y no mover la meta para este año, que considera una expansión de entre 1.3% y 2.3%, dijo.

Expuso que no es viable establecer objetivos para el nivel de deuda como se hace con el déficit, como recomendó recientemente a México el Fondo Monetario Internacional (FMI), porque si se liga como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), estaría sujeto a choques externos.

En cambio, lo que se podría hacer es poner metas de balance y mecanismos más claros y transparentes para el caso de los gastos ineludibles.

Aceleración. Oviedo destacó que considerando el dato de febrero del IGAE, se notó que el primer trimestre tenía cierto impulso que hacía confiar en que el crecimiento iba a ser de cerca de 0.6%, como se confirmó.

“Ya con eso, y con lo que vimos en el sector servicios, en realidad hubo una aceleración y no una desaceleración”, puntualizó el especialista.

Por esa razón, en Barclays tuvieron la confianza de subir el pronóstico del PIB a 2.3% para este año, desde el 1.8% que estimaban anteriormente.

Ante la mejoría de las expectativas del sector privado, Oviedo reiteró que ello no significa que el gobierno deba hacer lo mismo.

“Lo pueden mantener, creo que ellos ]Hacienda] deben seguir siendo conservadores. Nosotros como mercado sí podemos ser un poquito aventurados, porque de eso dependen algunas decisiones de inversión que implican algo de riesgo, pero por el lado de finanzas públicas quizá conviene mantenerse, dado que el más optimista es nuestro pronóstico”, alertó.

Indicó que aunque todavía falta ver qué pasa en la segunda mitad del año, tendría que colapsarse la economía de manera importante para ver un menor crecimiento.

En ese sentido, mencionó que ese era uno de los factores que había contemplado Moody’s para hacer un ajuste en la calificación, y por otro lado, está el esfuerzo importante del gobierno para corregir el déficit fiscal.

Oviedo aseguró que el gasto público se está contrayendo como se ha estado planteando y por eso es muy probable que se tenga un superávit primario en los próximos reportes de finanzas públicas. Así, el riesgo de que se degrade la calificación es menor.

Meta de balance. El especialista de Barclays dijo que no es necesaria una reforma a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria para que haya más disciplina en el manejo de la deuda pública.

“Quizá no sea lo mejor tener metas a nivel de deuda y continuar más bien con metas de balance, eso sí es completamente controlado por el gobierno y tener mecanismos un poco más claros de que esas metas no se aminoren o se les reduzca importancia al eliminar algunos componentes como son pensiones y otros gastos inerciales”, matizó el jefe de Investigación Económica para América Latina.

Destacó que es una realidad que el gobierno presenta presiones de gastos que son inevitables, pero precisamente por eso las metas de balance deberían ser objetivas y obligar a que no se desvíe de cierto nivel de balance presupuestal, que implique una desviación de los niveles de deuda-PIB de manera importante, como se observó en los últimos años.

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