El próximo 1 de julio se estarán cumpliendo 20 años de la entrada en vigor de la Ley del Seguro Social vigente y con ella dos décadas del nuevo sistema de pensiones a través de las Administradoras de Ahorro para el Retiro (Afores). Seguramente, por este aniversario se realizarán durante el año foros y seminarios para hacer un balance del tiempo transcurrido; veremos varios análisis y planteamientos al respecto, tanto del propio gobierno (poder ejecutivo y legislativo), como del sector académico y de las mismas Administradoras, así como de diversos analistas.

Es importante realizar una evaluación objetiva del sistema, sin tintes partidistas, sin el sesgo de quien puede tener una visión parcial del mismo. Es preciso contrastar los resultados obtenidos y emitir una opinión responsable en cuanto a las fortalezas y debilidades del sistema, buscando el mejoramiento del mismo.

Para lograr lo anterior debemos tomar en cuenta la experiencia de países que han adoptado sistemas similares. El caso de Argentina, por ejemplo, en donde se dio reversa al sistema de capitalización individual.

El caso de Chile, precursor del nuestro y de muchos otros, en donde a 35 años de su inicio se ha presentado un descontento popular respecto al resultado obtenido y existe la posibilidad latente de una nueva reforma radical, a pesar de que las aportaciones han sido mayores que en el caso de México. Estas y otras experiencias deberán evaluarse no para imitar recetas y caminos seguidos por otros sino para ponderar ventajas y desventajas dentro de nuestra propia realidad.

Cualquier posicionamiento que se tome debe tener como punto medular el beneficio de los trabajadores al retiro, que es la esencia y la razón de ser de un sistema público de pensiones. En este sentido, tenemos elementos mucho más consensuados respecto al monto del beneficio promedio esperado que arrojará el sistema; recordemos que al inicio del mismo se decía que las pensiones iban a ser no sólo dignas sino muy buenas y aunque siempre hubo voces técnicas calificadas que advertían mediante cálculos actuariales que la tasa de reemplazo promedio no sería mayor al 30% la posición “oficial” nunca fue esa.

Hoy, partimos de una aceptación general de esa cifra, reconocida ya por todos los sectores y expuesta incluso por organismos internacionales como la OCDE.

Hay también consenso respecto a la necesidad de incrementar los recursos acumulados en las Afores pero no hay acuerdo en la forma de llevar esto a cabo: algunos plantean hacerlo vía incremento en aportaciones obligatorias, vía incentivos fiscales para aportaciones voluntarias individuales o mediante planes privados de pensiones, etc. Pero pocos hablan de regular rendimientos, comisiones, traspasos. Al final del día, el monto de la pensión a recibir estará en función de esas variables.

En el IMEF hemos realizado diversos análisis, expresado nuestra postura y las opiniones calificadas de algunos de nuestros miembros de manera consistente a través de diversas ponencias y publicaciones.

En el Comité Técnico de Seguridad Social del IMEF, se considera que cualquier análisis enfocado a mejorar el sistema deberá tomar en cuenta:

1. El mercado de las Afores presenta serias irregularidades y fallas de mercado que han provocado y provocarán que al retirarse el trabajador, no obtenga una pensión óptima.

2. Existe inelasticidad en la demanda del mercado de las Afores lo cual revela una falla y refleja la inexistencia de una competencia sana entre los ofertantes, teniendo como resultado una importante afectación económica sobre el monto esperado de las pensiones.

3. Elegir erróneamente una Afore puede generar una pensión cuatro veces menor comparada con una buena elección.

4. Con el actual sistema, las tasas de reemplazo serán muy pequeñas y la mayor parte de los futuros pensionados, bajo el nuevo régimen, obtendrán solamente la Pensión Mínima Garantizada y una escandalosa cantidad de trabajadores no tendrán ni siquiera acceso a esta pensión, debiendo conformarse con el retiro de las aportaciones lo que provocará, además, que no se cumpla el objetivo básico de un sistema público de pensiones.

Aunque el tiempo se agota, todavía es posible realizar una reforma positiva al sistema basada en propuestas plurales, racionales y con bases técnicas sólidas. De no hacerlo, estaremos presenciando en pocos años la aparición y el crecimiento de una crisis más para México: El problema de la pobreza en la vejez. 

Vicepresidente del Comité Técnico
Nacional de Seguridad Social IMEF
alex_turner69@hotmail.com

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