Ya casi termina el año y casi de manera natural llega un momento de reflexión. Si no te ha llegado, es un excelente momento para hacer un análisis de qué es lo que hiciste profesionalmente durante el año. Piensa y enumera cada logro, cada paso que diste para alcanzar tus metas profesionales. Pero ve más atrás. Recuerda enero y las promesas que te hiciste. Quizá querías estudiar inglés, postularte para un ascenso, buscar un aumento de sueldo. Cambiar de empresa o incursionar en una nueva disciplina. De lo que te propusiste, ¿Qué es lo que realmente hiciste?

“Hoy es un cierre de calendario. Un cierre siempre invita a preguntarte, ‘¿Llegué o no llegué?’ ‘¿Lo logré o no lo logré?’ Si todavía puedes hacer algo con respecto a lo que querías, hazlo; pero si no, enfócate en cómo lo harías en el siguiente año”, explica Ana Estrada, directora de Brújula Interior, una consultoría que te ayuda a encontrar tu vocación.

Hoy es un buen momento porque el año está por terminar y este cierre trae una “energía natural” que puedes capitalizar, explica la especialista. Por supuesto, siempre es un buen momento para empezar a trabajar por lo que quieres, pero el fin de año y el inicio del siguiente es un momento de inevitable renovación que seguramente te dará más impulso.

No tan positivo

Si los propósitos laborales de este año que termina se diluyeron en la cuesta de enero y no trabajaste por ellos, hay tiempo para recapitular. “No te deprimas, ahí viene el año nuevo. Toma vuelo y arráncate”, recomienda la especialista. Tranquilo, viene otro año en el que vas a poder trabajar en tus metas. Pero ojo, en este año que pasó ya te diste cuenta que ese vuelo y ese impulso de año nuevo no es suficiente —si lo hubiera sido, hubieras cumplido lo que te propusiste— sino que necesitas una estructura para hacerlo. Quizá eso es lo que te faltó y por ello no pudiste alcanzar estas metas.

Esta estructura puede dividirse en dos. Primero, los cimientos. ¿Qué es lo que quieres lograr? Escríbelo y que sea concreto. Una cosa es decir que quieres fundar un negocio y otra que empieces a pensar qué negocio te gustaría poner. Trata de ser lo más específico.

Además, necesitas decir cómo lo vas a lograr (y analizar si la empresa o el trabajo en el que estás te va a permitir hacerlo), es decir, trazar un plan para hacerlo.

Si ya hiciste este análisis de una manera objetiva y consideras que tu meta profesional es posible, ahora viene el cómo vas a lograrlo. No hay una receta que funcione para todos. Este camino es completamente personal, pero puedes iniciar enlistando las habilidades que necesitas y la manera en la que las vas a adquirir. Después de eso, piensa en las empresas o en las oportunidades que realmente encajan con tu objetivo.

¿Qué quieres lograr? ¿Lo puedes lograr en la empresa en la que estás? Ya que sepas por qué puesto quieres pelear o en qué posición te gustaría intentarlo, analiza si la organización en la que trabajas hoy te lo puede proporcionar.

Quizá para que llegues a ser el director general de esa empresa trasnacional en la que estás falta un camino todavía largo y te convenga salir de y probar el puesto en una más pequeña para escalar después. O quizá lo que deseas sí está dentro de la organización y se trata de que empieces el camino para lograrlo.

Ahora que ya lo tienes claro, ¿Tienes en verdad las habilidades para hacerlo? Soñar y prospectar a futuro es muy bonito y motivador de inicio, pero hay que aterrizar en la dura realidad y analizar si tenemos lo que se necesita.

Usando el mismo ejemplo. Para ser ese director general trasnacional se necesita tener un inglés avanzado, casi nativo y muy probablemente otro idioma, al menos a nivel básico o intermedio. ¿Realmente los hablas? Si es así, no tendrás que detenerte en el camino pero si no, es momento de comenzar a adquirir todas estas habilidades previas.

“Requieres un nivel de autoconocimiento, porque nos encanta decirnos que somos buenísimos en cosas que muchas veces no lo somos. El nivel de autoengaño que tenemos es altísimo”, asegura la directora de Brújula Interior.

Se necesita una gran autocrítica porque para definir lo que quieres necesitas tener muy claro qué es lo que puedes ofrecer tú y cuáles son las habilidades que tienes o que realmente puedes desarrollar de manera efectiva.

A lo mejor quieres emprender pero no tienes el dinero ni la experiencia suficiente en la industria que te interesa. Entonces necesitas entrar a esa industria —según las estadísticas, el promedio de emprendedores exitosos tuvieron varios años de experiencia en la industria que emprendieron— tomar la experiencia necesaria y empezar a ahorrar esos recursos que te harán arrancar tu emprendimiento.

Quizá también te falte la habilidad de ventas y negociación (porque la vas a necesitar cuando vayas a buscar inversionistas que pongan dinero a tu proyecto), así que mientras estás en esta empresa trabajando utiliza tus tardes para prepararte en este sentido.

“Si quieres ser un candidato fuerte cuando hagas la transición del trabajo o cuando busques esa posición que estás buscando, necesitas ser una mezcla de entrenamiento y experiencia en el mundo real”, explica la consultoría Robert Half en un texto al respecto.

Cada camino es profundamente personal pero lo que sí es que tienes que tener claro qué es aquello que disfrutas tan profundamente que no sientes las horas pasar.

“A lo mejor tu idea es rotar varias veces dentro de la misma empresa porque quieres aprender de todo. Éste es un plan de carrera, pero decir rotar no es suficiente. Necesitas especificar
en qué áreas en específico y por qué”, explica la especialista.

Si no lo tienes, hazlo

A cualquier edad es importante que tengas un plan de carrera, porque éste va a ayudarte a mantener tu motivación y a no sentirte como un barco a la deriva.

“Más allá de que estés contento o insatisfecho con tu trabajo actual, el desarrollo de tu carrera es algo que necesitas tener bajo control y no debe ser algo que simplemente está pasándote y ya”, explica la consultoría Robert Half.

Como parte de esta construcción de tu plan de carrera debes ser capaz de visualizarte tanto en el corto como en el largo plazo. ¿Dónde quieres estar en uno, dos o 10 años? Cuestiona la consultoría: “Aunque el largo plazo suena difícil de visualizar, necesitas ser capaz de definir claramente tu visión para los siguientes años”.

Pero hacer todo este análisis es “tiempo perdido” si no te apegas a él.

Así que es necesario que le des seguimiento, coinciden los especialistas.

Establece fechas en el calendario en las que revises tu progreso y hagas ajustes a tu plan de carrera, recomienda la consultoría. Si no lo logras en ese tiempo, no te desanimes, es mejor que hagas cambios y que no por el desánimo te rindas y lo botes por completo. Así que sigue adelante y sobre todo, traza un plan y no te dejes llevar por el ritmo de la marea.

Puede ser muy “romántico” pensar en hacer un movimiento de carrera, por ejemplo, en convertirte en escritor. Pero antes de que empieces a perseguir este sueño, ten por seguro que sabes realmente de qué se trata el trabajo que idealizas, asegura la consultoría Robert Half.

“Habla con una persona que actualmente esté trabajando en esta posición para saber las responsabilidades y las habilidades que requiere alguien que está en esta posición”, recomienda la consultoría.

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