Ser presidente municipal es algo verdaderamente peligroso. En México, los presidentes municipales deben ser, junto con los policías, los funcionarios públicos con el mayor riesgo de ser asesinados. Le voy a mostrar unos datos que le harán concluir lo mismo que yo cuando terminé esta investigación. Y le adelanto mi conclusión: los presidentes municipales se hallan en una alta escala de peligro. No estoy exagerando.

Mire usted. Si en México tenemos en total 2 mil 464 municipios y alcaldías, y sabemos por un estudio reciente (https://buff.ly/2t2UnXj) que 10 presidentes municipales, en funciones, fueron asesinados en 2017, podríamos deducir, muy rápidamente, que la tasa de homicidio entre estos funcionarios públicos fue de 4.1 homicidios por cada mil ese año. Comparativamente, la tasa general de homicidio (la de todos) fue de 0.2 por mil habitantes. Es decir, la tasa de homicidios de los presidentes municipales es 17 veces la de la población general. O, dicho de otra manera, si nuestra probabilidad de ser víctimas de homicidio fue de 1 en 4 mil 200, la de ellos fue de 1 en 246. En efecto: ellos fueron 16 veces (o 17-1) más proclives a ser asesinados que la población general. Cabe mencionar, que los tres estados más peligrosos para servir como presidente municipal han sido Guerrero, Chihuahua y Michoacán, y que el problema aumenta en su gravedad (https://t.co/EIRt4Iita3).

Estos asesinatos, por supuesto, según el estudio, obedecen a una multitud de causas. Pero debe saberse que se estima que, de entre las causas identificables, el 43% de los asesinatos se pudieron relacionar con el crimen organizado, y el 35% con violencia política. Ésta última es definida en el estudio, como aquella resultante de conflictos entre grupos de interés y las autoridades locales.

Me parece que, este problema es de tal magnitud, que rebasa a la seguridad pública, para convertirse en uno de seguridad nacional. ¿Por qué? Porque sin presidentes, y/o presidencias municipales, no hay Estado. Es así de sencillo. Para el lector que no reside en alguno de estos municipios, sólo imagínese el caos administrativo, y el pánico generalizado, que produciría que su presidente municipal fuera asesinado, ya fuera por parte del crimen organizado, o bien por motivos de violencia política en su localidad. Y eso sería sólo el inicio de los problemas. Se podría poner mucho peor, como ya sucede en los municipios gobernados, informalmente, pero factualmente, por el crimen organizado.

Termino con esta reflexión dirigida a los candidatos en competencia electoral. La cadena de mando termina con el presidente de la República (él es el principal responsable del estado de las cosas en el país). Pero esa misma cadena de mando empieza con los presidentes municipales. No son magnicidios, pero son igualmente deplorables. Y muy peligrosos.


Investigador y Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI 3). Centro
de Investigación en Ciencias de Información
Geoespacial (CentroGeo). @CJVilalta

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