Previamente le informé sobre la caída de la población en reclusión en el país. Hablamos en esa ocasión, de una caída de alrededor de 54 mil reclusos ( 21%), entre 2014 y el presente 2018. En este lapso vamos a pasar de 255 mil reclusos registrados en 2014, a 201 mil estimados para finales de este año.

Si lo anterior ya es de considerarse seriamente, quisiera ahora informarle que la población en reclusión de la CDMX cae, inclusive, mucho más rápido que la nacional. En el caso de la capital del país, del pico máximo que tuvimos en 2011 de 41.6 mil reclusos (4.7 reclusos por mil habitantes), este 2018 lo terminaremos, yo estimo, con 22.8 mil reclusos (2.6 reclusos por mil habitantes). Tome en cuenta que ésta es una caída nada más y nada menos que de 45%. Una caída del doble que la nacional (ver gráfico y datos: ).

Esta caída de la población en reclusión se relaciona con la aplicación del Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP). Y como era de esperarse, el nuevo sistema ha provocado una fuerte polémica ciudadana. La mayor parte de la polémica tiene que ver con la preocupación que tiene la ciudadanía de que los reos liberados estén nuevamente cometiendo delitos. Esto no lo sabemos.

Pero hablemos con base en las evidencias que tenemos al respecto. La primera evidencia a considerar es que los reclusos por delitos de homicidio y secuestro no se han reducido en la ciudad. Al contrario: han aumentado en los últimos años. Es decir, no se están liberando criminales de alta peligrosidad demostrada. Esto sucede porque ellos no tienen derecho a los beneficios que ofrece el NSJP y porque se vienen deteniendo y procesando a más de estos criminales. Por otro lado, los que sí han sido liberados, por beneficios asociados al nuevo sistema, son los sentenciados por robo, el cual es el delito más frecuente; aunque hay muchas modalidades de robo, naturalmente.

La segunda, y es aquí donde me temo que no le tengo buenas noticias, es que según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) de 2016 de Inegi, casi la mitad (45%) de los reclusos en penitenciarías de la ciudad eran reincidentes. Es decir, ya habían sido juzgados por un delito anteriormente, y evidentemente, también habían sido liberados anteriormente. La inferencia que nos podría preocupar es que si se mantuviera esta tasa de 46% de reincidentes por año, pues entonces tendríamos un problema de seguridad pública realmente muy serio. Porque además, sepa usted, que 37% de estos reincidentes tardaron menos de un año en ser detenidos y procesados nuevamente. Es decir, más de una tercera parte de los liberados no parecieron haber tardado mucho en volver a cometer un delito.

Así que, para ir concluyendo, tal vez el jefe de gobierno de la CDMX sí tenga algo de razón: él ya advirtió que los delitos pueden estar aumentando en la ciudad, a razón de lo que él definió como “una salida masiva de prisioneros”. (ver: ).

No tengo duda de que el Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP) será discutido y posiblemente reformado. Con este tipo de cifras, y la preocupación que hay entre la ciudadanía al respecto, no tengo duda de que el sistema será puesto a discusión. Pero aquí el riesgo que corremos es que a los reformadores se les pase la mano. Es decir, que revisen mal y reformen para mal. Que revivan un triste populismo penal que nos regrese a ese sistema medieval de gente encerrada durante sus procesos penales, por largo tiempo y en condiciones deplorables. De nuevo: la severidad de las sentencias y el maltrato no ayudan en nada. Es la impunidad la que debemos reparar.

Los encargados de la seguridad y la justicia en este país tienen mucho trabajo por delante. Aquí les ofrecemos unas evidencias iniciales para la discusión en ciernes.

Investigador y miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI-3).
Centro de Investigación en Ciencias
de Información Geoespacial
(CentroGeo). @CJVilalta

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