El pasado jueves se presentó el Plan 2018-2024 del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde se exponen los ejes rectores de la política de salud de la nueva administración y, en particular, las del instituto. En primer lugar, se busca un IMSS incluyente; garante de la universalización de la atención médica y medicamentos para todos los mexicanos. En segundo lugar, se buscará modificar el esquema de atención a uno preventivo e integral a través del fortalecimiento del primer y segundo nivel de atención. A esto se le sumará la ampliación y rehabilitación de la infraestructura y personal médicos y el fortalecimiento de políticas de la promoción de la salud, entre otras acciones.

Otros objetivos que se plantean son los de propiciar un IMSS sostenible, transparente, que conlleve a servicios de calidad, sustentados en una evaluación continua y el fomento del uso de guías que garanticen la mejor atención médica que optimice la eficiencia del gasto.

Por último, se habla de un IMSS intersectorial, de trabajo coordinado con la Secretaría de Salud, el Servicio de Administración Tributaria, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Hacienda y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, pues pretende una vinculación interinstitucional.

Del anterior, destaco el fomento a la atención médica fuera de los hospitales, es decir, por medio de atención telefónica, telemedicina y a domicilio. Está probado que estas medidas pueden ayudar en gran parte a la saturación de las unidades médicas. En Portugal, por ejemplo, se estableció un centro de atención telefónica con excelentes resultados, ya que de 800 mil llamadas recibidas en 2017, se logró que un 26% se solucionara en la misma llamada, 42% se agendó cita para revisión médica y únicamente el 24% fue enviado directamente a urgencias. En Holanda también se utiliza un sistema similar e incluso, se ofrecen incentivos fiscales para quienes elijan este tipo de atención.

Asimismo, quiero destacar la relevancia del anuncio de la eliminación del cuadro básico de medicamentos, respecto a la atención médica universal y la proveeduría de medicamentos. Recordemos que en octubre del año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió a la industria farmacéutica que buscaría proveedores en el mercado internacional para conseguir los precios más económicos, en tanto que se buscaría erradicar la corrupción en la compra de medicamentos y dar abasto para la cobertura universal prometida.

Vale la pena destacar que las licitaciones para compra de medicamentos por parte del gobierno son de las más cotizadas, ya que cada año se invierte más de 100 mil millones de pesos únicamente para este rubro. Por otra parte, no queda claro si se implementarán las compras consolidadas a nivel federal o cuál será el mecanismo por el cual se podrá surtir cualquier medicamento que el enfermo requiera, ni los procesos para su implementación.

Finalmente, las mismas dudas permanecen. La incertidumbre se mantiene para los 57 millones de afiliados del hoy moribundo Seguro Popular, el proceso de su asimilación al sistema federalizado de atención universal de salud será una tarea mayúscula. El presupuesto de más de 67 mil millones de pesos no parece ser suficiente para la tarea, considerando el decremento del gasto per cápita del IMSS, de 4,290 millones a 4,016 millones, de 2018 al 2019. El incremento de su presupuesto no compensará el aumento en población que deberá atender a partir de la desaparición del Seguro Popular, de acuerdo con estudios del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria. A lo anterior, hay que sumarle el proceso de descentralización y mudanza del instituto a Michoacán.

El reto que afronta Germán Martínez es magnífico. Le deseo la mejor de las suertes, por el bien de la salud de todos los mexicanos.


Analista. @azuletcheverry

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