La década de los 40 estuvo marcada por la Segunda  Guerra Mundial (1939-1945), hecho que se vio reflejado en el mercado automotriz y prueba de ello es la creación del icónico Jeep.

“En julio de 1940, las fuerzas armadas de los Estados Unidos informaron a los fabricantes de automóviles que estaban buscando un vehículo ligero de reconocimiento para remplazar los Modelo T modificados de Ford  y las motocicletas del ejército. Por ello, el ejército invitó a 135 fabricantes a enviar propuestas y desarrolló una extensa lista de especificaciones para el vehículo, indica la página oficial de Fiat Chrysler Automoviles (FCA).

La Willys-Overland diseñó el Willys Quad; Ford desarrolló su modelo GP (General Purpose o Uso General), y American Bantam Car Manufacturing Company tampoco se quedó atrás. Todas éstas compañías entregaron sus prototipos al ejército durante el verano de 1940 y recibieron aprobación para la construcción de 70 vehículos de muestra, los cuales fueron tomados por el ejército en noviembre de 1940.

El ejército emitió la siguiente ronda de contratos en marzo de 1941. Bantam produciría mil 500 ejemplares del Modelo 40 BRC; Ford fabricaría mil 500 GP Pygmies modificados y mejorados;  y Willys construiría mil 500 Quads.

Sin embargo, para sus siguientes rondas, el ejército seleccionaría el Willys como su principal fabricante. Luego de que terminara  la Segunda Guerra Mundial, en 1946, la Sociedad Mexicana de Crédito Industrial (SOMEX) organizó una empresa importadora y distribuidora de estos vehículos, Jeep Willys, con el nombre de Willys Mexicana S.A.

En 1949, comenzó en México el ensamble de unidades, y poco tiempo después ya se ofrecía la línea completa Willys: CJ Universal, camionetas guayín, panel y pick-up, más el novedoso Jeepster, el primer “cross-over” de la historia.

La década de los 40 también marcó para México, una gran etapa en la industria automotríz, al comenzar con la producción de varias piezas y componentes mecánicos para diferentes tipos de vehículos, por lo que durante la guerra, los productos hechos en México no tenían competencia en el mercado internacional.

A mediados de la década, en Europa comenzó la fabricación de modelos sub compactos de bajo consumo de combustible, ideales para  uso en la ciudad, como el Fiat italiano, que fue el primero en llegar a nuestro país.

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