El casco es el elemento más importante de protección que debemos llevar siempre que montemos nuestro caballo de acero, no existe excusa alguna para no utilizarlo. Si no lo portamos, los daños que sufriría un impacto de cráneo a una velocidad de 30 kilómetros por hora supondría la muerte en un 98% según datos de la DGT.

Entérate de los datos más importantes para el mantenimiento de tu casco.

Mantenimiento

Caducidad: si la calota del casco está hecha de policarbonato, la vida útil por los fabricantes es aproximadamente de cinco años, desde su fecha de fabricación. Si es de fibra de vidrio o de carbono dura hasta ocho años.

¡Ojo! Esto no quiere decir que el día exacto que se cumplan los años del casco deje de protegernos, sino que a partir de esa fecha la pérdida de propiedades de los materiales se acelera y cada vez es menos seguro.

Ahora rara vez se encuentra un casco con la fecha impresa de fabricación en un punto de la calota, en la actualidad no se exige dicha fecha en la que comienza a perder propiedades, por lo que se recomienda preguntársela al vendedor.

El casco está pensado para que absorba la energía que se genera en un impacto, y es la parte interna hecha de poliestireno, la que tiene esta función, no la calota, ya que detectar daños en esta parte del casco es difícil.

Recomendación: Si por alguna razón tuviste un accidente te recomendamos cambiar el casco, aunque no presente serias averías o si se cae al suelo bruscamente desde una altura considerable también es el momento de estrenar.

Razones para cambiarlo

En caso de que el acolchado del interior ya esté gastado por el uso, el sudor, el lavado, etcétera y si notas que se deshace la espuma cuando la frotas o la almohadilla ya no ajusta, ten cuidad, corres peligro si sigues utilizándolo porque ya no te protegerá al 100%.

Cómo alargarle la vida

Transpórtalo de forma adecuada: Los fabricantes te incluyen una mochila o bolsa específica para guardar tu casco cada vez que no lo utilices.

No lo dejes atado sobre la moto con candado y al aire libre: La suciedad se acumula en una hora, y representa a largo plazo, infecciones severas en el rostro.

No guardes cosas dentro del casco: Llaves, los guantes además de estar contaminados, estropean el forro del interior y pueden impregnarlo de malos olores.

No lo cuelgues en el retrovisor o manillar: Siempre se caerá, y arruinará la pintura, causará golpes internos.

Limpia el fondo del casco: Al menos una vez al año, con productos adecuados.

Cómo detectar posibles daños en el casco

Revisa que no tenga grietas, fisuras, raspaduras profundas, o golpes importantes en la calota externa. No son motivo para tirar tu casco, existen lugares específicos para hacerle reparaciones y no son muy caras.

Que no tenga hendiduras en el interior: Esto lo compruebas probándote el casco y que el polímero interior no tenga espacio, moviendo la cabeza de un lado a otro; si sientes un hueco descártalo inmediatamente.

Revisa cuidadosamente con los dedos: Si encuentras una zona del poliestireno al interior del casco que han perdido su forma original, que han quedado comprimidas y se encuentran blandas, indica que ya no funciona.

Si tienes muchas dudas respecto a tu casco, sustitúyelo y no te angusties, recuerda que tu seguridad es primero.

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