Virus Eva es una entidad médica descrita recientemente. Aunque hay datos que al sumarlos explican esa patología, por ahora la información no permite catalogarla con rigidez. La campaña organizada por Médicos del Mundo —MM— para explicar las diferencias entre la salud de hombres y mujeres ilustra el reto: “Hay un virus que afecta a la mitad de la población mundial. Sus causas no son biológicas, son sociales”. El virus no existe. La realidad sí existe

La idea sobre virus Eva es una propuesta que pretende llamar la atención sobre hechos incontrovertibles: los informes de MM basados en testimonios y observaciones médicas sostienen que la vida es más complicada para el sexo femenino. Guerras, violaciones, maltrato y explotación sexual conforman un mosaico femenino, un mosaico roto. La idea de la campaña utilizando el epónimo virus Eva es reciente —diciembre 2017. La crudeza de la vida, sobre todo para mujeres pobres, es vieja, quizás tanto como la Eva bíblica. MM ha solicitado a la Organización Mundial de la Salud que estudie esta entidad.

Los datos son demoledores. Según la ONG “existe una amenaza sanitaria que afecta a 3,700 millones de mujeres debido a la desigualdad”. En 2017 la población del mundo era de 7,550 millones, de los cuales, 49.6% eran mujeres y 50.4% hombres. De ser veraz la cifra, “3,700 millones de mujeres”, casi todo el sexo femenino formaría parte del virus Eva —3,700 es casi la mitad de 7,550—, lo cual parece una exageración partiendo de la base que en países ricos la victimización es menor.

Mi desacuerdo poco importa. Los argumentos de MM son reales: 1) Cada día, más de 800 mujeres fallecen en el mundo por causas prevenibles relacionadas con el embarazo o el parto: 300.000 cada año. 2) La tercera parte de las mujeres ha sufrido o sufrirá agresiones sexuales. 3) En 30 países continúa llevándose a cabo la mutilación genital. 4) Más del 60% de los adultos infectados por VIH en África Subsahariana son mujeres.

Agrego otras variables. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo la tasa de desempleo es mayor en la población femenina: sólo seis mujeres están empleadas por cada diez hombres. Datos de la ONU confirman que las mujeres están por debajo de los hombres en todos los indicadores de desarrollo sostenible: hay 4.4 millones más mujeres que viven en extrema pobreza en comparación con los hombres. Asimismo, las mujeres son las encargadas de cuidar a los viejos y reciben pensiones menores.

Leo en El País (24 de diciembre), una historia de una mujer y su hija, historia que ilustra lo que sucede a, quizás, decenas de millones de mujeres víctimas de innumerables agresiones. Las vivencias de Vilma Carrrillo, indígena guatemalteca de 38 años y de su hija Yesivi de once, sirven de testimonio. “Vilma Carrillo tiene cuatro dientes postizos. Su esposo le rompió los verdaderos en una paliza.., con tal de huir de la violencia abandonó su país para solicitar asilo en Estados Unidos donde había vivido ilegalmente cuatro años y había tenido a una de sus dos hijas… Carrillo cruzó la frontera en mayo 2018, un mes después de la polémica medida de separación de familias auspiciada por Trump. Los agentes las detuvieron y cuando advirtieron que la niña era ciudadana estadounidense la sacaron de la celda”.

Lo que sigue es historia conocida, propia de las indígenas latinoamericanas y universal para millones de madres: Vilma no ha visto a Yesivi desde hace ocho meses, habla mamm, una lengua maya y un poco de español, ha sido trasladada de Georgia a Tejas y de nuevo a Georgia, declaró sin abogado, respondió a las preguntas del juez por medio de un intérprete que con dificultad hablaba mamm tal y como lo demuestran las transcripciones del juicio. Al no entender las preguntas, Vilma respondía inadecuadamente. Vilma no puede regresar a Guatemala: huyó por las amenazas de muerte de su esposo. Si regresase podría aumentar el número de mujeres asesinadas por violencia de género.

El virus Eva no existe. Las enfermedades sociales de la población femenina son realidad. Las diferencias entre las patologías de índole social en mujeres y hombres son ostensibles. El virus Eva nunca se observará en el microscopio. El virus interrumpe la vida de millones de mujeres. La vacuna contra el virus no se creará en los laboratorios. Quienes detentan el poder deben modificar las diferencias de género. No se requieren vacunas. La solución es más compleja: es menester cambiar las políticas sociales y disminuir las inequidades entre hombres y mujeres. La iniciativa de MM es bienvenida.


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