Chicago.— Donald Trump dio un magistral mensaje a la nación en su segundo informe de gobierno, sorprendiendo a todos lució como un estadista que apoya sus políticas públicas en el bienestar de los estadounidenses y usó los valores fundamentales de este país para proyectar sus objetivos. El resultado, 75 por ciento de la audiencia apoya sus planteamientos.

Este es el Trump más peligroso que podemos experimentar. Un hombre que enmascara sus intenciones usando la búsqueda de aspiraciones legítimas, el político que tuerce la verdad para imponer soluciones binarias entre el desastre y la opción que él presenta. En su discurso, fue un malvado, gran comunicador.

Primer acierto, humanizar sus planteamientos. La lista de invitados de honor del presidente representó el sufrimiento humano que plantea terminar con sus políticas. Contar con la presencia de una familia cuyos padres fueron acribillados por un indocumentado salvadoreño dio rostro a la brutalidad de los “ilegales delincuentes”. La audiencia no responde a estadísticas como saber que los inmigrantes somos 78 por ciento menos propensos a cometer delitos que los estadounidenses. Lamentablemente, la gente reacciona a las caras compungidas de una familia que perdió a sus seres queridos a manos de un ilegal.

Segundo acierto, construir una narrativa que impone una realidad falsa. El 71 por ciento de quienes vieron el discurso consideran que hay una crisis en la frontera con México. La evidencia apunta en sentido opuesto. Las detenciones de cruces no autorizados en la frontera se encuentran en su punto más bajo en 13 años, de 1.7 millones de arrestos en 2005 a menos de 400 mil en 2018. El presidente ha inventado un problema que no existe y los ciudadanos han comprado la historia.

Exaltó los valores estadounidenses y trató de amarrarlos a sus políticas. Dijo, “quiero que vengan más inmigrantes pero que lo hagan legalmente”, ante el aplauso de los republicanos. Esto es mentira, tan pronto asumió el poder se propuso recortar la migración legal a la mitad y reducir aún más las entradas por asilo.

“Los muros funcionan y salvan vidas”, dijo para presionar al legislativo a que apruebe los fondos para construir su bizantina solución fronteriza. Con ello, promete detener la entrada de criminales y erradicar los cruces de drogas. La realidad es que, de acuerdo con la DEA, la heroína, cocaína y fentanilo ingresan mayormente por puertos de entrada legales en compartimentos ocultos en contenedores, buques, etc., y no en cruces ilegales en la frontera.

Tercer acierto, presentó temas con los que todos podemos empatizar. Los llamados a la unidad nacional, invertir en curas para el cáncer infantil y proyectos de infraestructura son temas populares en la sociedad. Trump tuvo la sagacidad de mantener una línea dura en los temas que eligió, pero también extendió una mano al adversario. El cenit se alcanzó cuando celebró que este Congreso es el que cuenta con más mujeres en la historia. Gran ironía, pues estas mujeres ganaron sus escaños como respuesta a la misoginia del presidente.

Este hombre sin principios sólo actúa en formas que ayudan a sus objetivos. Vende derrotas como victorias y muestra empatías que no existen en su ser. A pesar de todo, reconozco que ganó la opinión pública con un discurso mal leído. Mientras tanto, la oposición es incapaz de articular una narrativa que constituya una alternativa para los votantes.

Cuando los demagogos amasan poder lo hacen ayudados de la incapacidad de una oposición desarticulada y sin ideas. Trump tocó la flauta y encantó a los estadounidenses. Es momento de que los demócratas saquen la cabeza del hoyo en el que la tienen y eviten que nuestro destino sea el mismo que el de las ratas de Hamelín, pastoreadas al despeñadero si este presidente gana la reelección.

Periodista. @ARLOpinion

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