Chicago.— El resultado más relevante de la elección intermedia en Estados Unidos fue la participación récord en un proceso no presidencial que sacó a las urnas casi a 50% del electorado, la cifra más alta en décadas. La retórica incendiaria del presidente movilizó a la base republicana pero, esta vez, los demócratas también salieron a sufragar. El resultado es un Congreso étnicamente más diverso y con el número más alto de mujeres en la historia.

Compitieron 256 candidatas por un escaño en la Cámara de Representantes y el Senado, de ellas, 114 ganaron la elección y juramentarán como legisladoras. Más de un tercio son caras nuevas. Si bien se puede decir que son inexpertas, lo cierto es que aportarán ideas nuevas.

Entre las nuevas congresistas destacan las musulmanas Rashida Tlaib, de Michigan, e Ilhan Omar, una estrella ascendiente de Minnesota. En sólo dos años de carrera política, Omar se ha convertido en la encarnación de todo lo que odia Donald Trump: refugiada somalí de religión musulmana que llega a la Cámara Baja para ejercer un fuerte liderazgo femenino. Asimismo, fueron electas las dos primeras nativas americanas en la historia.

Lauren Underwood, de 32 años, se convertirá en la congresista afroamericana más joven de la historia; Jesús Chuy García, nacido en México, es otro rostro que desde Illinois dará voz y rostro a los hispanos y a los inmigrantes. Tennessee y Arizona tendrán a las primeras mujeres en el Senado federal, mientras que Texas eligió a sus dos primeras congresistas.

El rostro demográfico cambiante de EU requiere una representación más diversa que dé voz a las comunidades de ese país. Por ejemplo, Chuy García entiende conceptos como la separación familiar por motivos migratorios. Él puede y debe trabajar para proteger a esas comunidades. Ilhan Omar, una mujer brillante y de bien, derrumba los mitos propagados por el presidente sobre los riesgos de aceptar refugiados y atempera la descalificación en contra de los musulmanes.

No obstante, el avance en la representación no garantiza una mejor conducción política. Estos novatos deberán tomar un curso instantáneo de pragmatismo para navegar en su nuevo ambiente como el niño que es empujado a la alberca para aprender a nadar. Si flotas tienes éxito, si no, te ahogas.

Los demócratas en particular tienen el reto de articular una oposición efectiva, al tiempo que presentan una alternativa de gobierno, pues ser el partido del “no” es insuficiente. Y esto se antoja muy difícil si eligen a Nancy Pelosi como líder de la Cámara de Representantes. Con 78 años a cuestas, es rechazada por 70% de los independientes, la mitad de los demócratas y casi 90% de los republicanos para ser la nueva líder legislativa. Sin embargo, es muy probable que sea la próxima “Speaker of the House”.

Si esta elección mandó un mensaje claro es la necesidad de la renovación de los liderazgos políticos. El caso de Alexandria Ocasio-Cortez, de 29 años, la mujer más joven en llegar al Congreso, es un claro ejemplo de que el electorado está dispuesto a apostar por las nuevas generaciones.

La sangre nueva deberá lograr cambios tangibles impulsando la renovación sin llegar a la destrucción. Propuestas viables para la clase trabajadora, una dosis de realismo económico, gobernar con los principios nacionales y una buena estrategia de comunicación son clave para convertirlos en líderes efectivos. Es un logro que las caras nuevas arriben a posiciones de poder, ahora deben gobernar y no hay tiempo para desperdiciar.

Periodista

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