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En medio del conflicto en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, en Baja California —donde comienza la patria—, una universidad arraigada en ciudades biculturales (Tijuana, Ensenada y Mexicali), lucha por derribar muros con el deporte como estandarte.

Bajo el lema de mens sana in corpore sano (mente sana en cuerpo sano), el Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS), está a la espera de convertirse en la primera universidad mexicana en competir y pertenecer a la NCAA.

“Es un cambio de estatutos lo que está en votación el sábado. Los miembros de la NCAA decidirán si las universidades mexicanas que estamos certificadas podemos ingresar”, declaró el Dr. Fernando León García, rector del CETYS.

Sin ser uno de los programas deportivos más poderosos de nuestro país, el CETYS tiene un presupuesto anual cercano a los 20 millones de pesos que invierte en cuatro disciplinas: futbol americano, basquetbol, voleibol y beisbol; mas deberán aumentar mínimo a 10 para cumplir con los requisitos de NCAA.

“Tenemos que cumplir con 10 equipos entre la rama femenil y varonil, pero logrando una equidad de género. CETYS tiene basquetbol, beisbol, futbol americano, voleibol y se está analizando otros deportes en los que tenemos deportistas, pero no un programa formal”, detalló León García.

Al ser una institución privada, el CETYS otorga becas deportivas a su estudiantes, que no deberán sobrepasar los límites que tiene la NCAA con cada disciplina.

“Ya estamos en los niveles que ellos piden. No tenemos que incrementar o disminuir, sino redistribuir en los deportes”.

La institución pretende participar en la División II, que permite en futbol americano 36 becas de un roster de 56 jugadores aproximadamente.

Por la ubicación geográfica, el CETYS fomaría parte de la California Collegiate Athletic Association, que reúne a 13 universidades, la mayoría públicas.

Los atletas mexicanos tendrían que desplazarse en autobús en la gran mayoría de los viajes, dependiendo del campus ancla del CETYS en cada deporte.

Aun así, la distancia es más corta de las que invierten para competir en plazas del país.

“Con todo y que se puede perder mucho tiempo en los cruces fronterizos, son menores las horas que invertimos en ir a Estados Unidos, pero no lo vemos en función del tiempo, sino en lo atractivo que sería estar en la NCAA”.

Los traslados entre ambos países implicarían que cada estudiante mexicano o estadounidense deberá contar con pasaporte y visa.

Otro obstáculo que se considerará mañana en la votación es el miedo que existe en EU al cruzar la frontera sur. Sin embargo, el CETYS ya ha albergado partidos en donde han participado equipos o jugadores estadounidenses e incluso, están dispuestos en un principio a jugar de local en colegios del sur de California para contrarrestar “riesgos” y ayudar la economía de los rivales, que tal vez no puedan costear viajes a México.

El acercamiento deportivo entre ambos lados de la frontera comenzó en 2012, cuando el ex director de la Conade, Bernardo de la Garza, acudió a Indianapolis para solicitar la entrada del Tec de Monterrey y de la Universidad Autónoma de Nuevo León a la NCAA.

“Nos dimos cuenta que desde 2009 una universidad canadiense [Simon Fraser], formaba parte de la NCAA y nosotros como miembros del TLCAN quisimos ingresar. Invitamos al personal a Monterrey para que conociera las instalaciones”, dijo Bernardo de la Garza.

En aquella ocasión, la propuesta fue rechazada por dos votos.

Siete años después, México con el CETYS como punta, volverá a intentar derrumbar el muro para competir con las universidades del otro lado de la frontera.

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