Es difícil pensar que alguien pueda superar o, incluso, empatar los récords de Michael Phelps en Juegos Olímpicos. El estadounidense conquistó 28 medallas —23 de oro, tres de plata y dos de bronce—.

El ex nadador no sabe si le corresponde a él autonombrarse como el mejor atleta de todos los tiempos, ya que tiene la esperanza de que alguien logre superarlo un día. No sabe cuándo pasará, pero le gustaría.

“Puede existir un niño con un sueño tan grande como el que yo tuve. Estoy seguro que verán algo similar otra vez. Requiere de alguien muy especial para creer en sí mismo y entender que cada propósito es posible”, asegura Phelps en entrevista con EL UNIVERSAL DEPORTES.

La palabra “excusa” no existe en el diccionario de Michael. Durante su visita a la Ciudad de México, el hoy empresario se mantiene activo para no perder el buen estado físico. Parte de su rutina de ejercicio por la mañana fueron sentadillas. “Diría que es la altitud la que me afecta”, pausa. “No. No puedo hacer de eso un pretexto”.

Antes de convertirse en el atleta más dominante en la historia, Phelps explicó todo lo que tuvo que pasar para lograrlo.

“Trabajé muy duro porque sabía que no iba a hacer fácil conseguir algo que nadie había logrado, eso era muy emocionante”.

Durante su adolescencia, el múltiple campeón olímpico entrenó los 365 días (366 si era bisiesto) durante seis años. “Muchos me preguntan mi secreto, pero la verdad es que no tengo alguno. Lo que se necesita tener es sacrificio”.

Es por esto que el oriundo de Baltimore no tiene duda de que llegará el heredero de sus récords en un futuro no muy lejano.

“Estoy seguro que volverán a ver algo así. No sé cuando, pero espero que haya un niño que cumpla con todos sus objetivos”. asegura.

Después de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Phelps declaró que nunca más regresaría a las albercas. Sin embargo, después de un tiempo, sentía que algo le molestaba. Tenía un hueco que no sabía cómo llenar... 22 medallas no eran suficientes.

Al término de Río 2016 y con seis preseas más alrededor de su cuello, el estadounidense anunció, ahora sí, su retiro.

En dos años y medio, se disputarán los Juegos en Tokio, los primeros con la ausencia de Michael, desde Atlanta 1996.

“Probablemente esté ahí... sin participar”, subraya. “Para mí estará bien estar en las gradas y ver las competiciones”.

Ante la duda de ganar una nueva medalla contesta: “¿Podría regresar? Si todavía quisiera, seguramente sí. Los sentimientos que tuve después de Londres y Río fueron completamente distintos. Sentí que había terminado y listo para voltear la página. Hace poco visité los entrenamientos y no los extraño”.

—¿Extrañarás competir?—

“Viendo mi carrera, puedo decir que estoy satisfecho de todo. Una de las principales razones por las que regresé en 2016 fue porque sentí que todavía tenía trabajo que terminar antes de colgar mi traje. Veo mi trayectoria como exitosa y era todo lo que quería al momento de retirarme. Conseguí todo lo que me propuse”.

Phelps tiene una vida completamente diferente. Ya es un padre de familia y hombre de negocios. Su prioridades y rutina cotidiana no son las mismas.

Puede ser que ya no tiene la obligación de levantarse a las 4 de la mañana para entrenar, mas los viajes alrededor del mundo lo mantienen muy ocupado.

“Es mucho más difícil. Mis rutinas son más desafiantes que antes para encontrar el equilibrio entre el trabajo y la familia. Pasé 24 años como atleta profesional y esa era mi única labor”, explica.

En menos de una semana, Phelps, de 32 años de edad, viajó a Argentina, Chile y nuestro país. Las largas trayectorias también pueden ser factor del dolor en sus piernas.

Ya alejado de las albercas, disfruta su nuevo estilo de vida, ya que se mantiene ocupado en cosas que le apasionan.

“Después de 24 años como atleta profesional, lo de hoy son desafíos, pero divertidos porque puedo tener nuevos objetivos que quiero cumplir, eso es lo mejor para mí porque hago cosas que me gustan y me apasionan”, concluye el ex nadador.

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