ariel.velazquez@eluniversal.com.mx

El lunes por la noche, República Dominicana terminó con las esperanzas de clasificación de México al derrotar a Cuba y provocar que ayer menos de siete mil personas acompañaran al representativo de la Liga del Pacífico (LMP) en su último juego de la Serie del Caribe 2018.

El fracaso de los Tomateros convirtió el estadio de Charros en un cementerio al que, como sucede en cada entierro, sólo asistieron las personas más allegadas o las que se vieron “obligadas”, para exprimir al máximo el desembolso de los 2 mil 700 pesos, o hasta 20 mil que hicieron por el paquete de 13 juegos.

Se suponía que en estos días (hoy se juegan las semifinales y mañana la final), Guadalajara a lo que menos recurriría era al mariachi y el tequila para ahogar las penas de dolor, pero ayer le tuvieron que cantar Las Golondrinas a los Tomateros, que dejaron la alegría de la música de banda con la que salieron de Culiacán para despedirse del estadio de Charros con la cabeza abajo, y unos cuantos guitarrazos acompañados de sonoros abucheos.

Por primera ocasión, desde 1982, México quedó en el último lugar de un clásico caribeño que se disputó en su patio. Hasta el cierre de esta edición el cuadro tricolor derrotaba 8-1 a República Dominicana en un encuentro con menos interés que el que otorga una cuenta bancaria. El daño estaba hecho desde el fin de semana. Anoche tan sólo fue el triste desenlace de un equipo de invierno al que no se le adelantó la primavera.

Después de conseguir su undécimo título en la LMP al vencer a los Mayos de Navojoa en siete encuentros —de las tres finales más emocionantes de la historia— los Tomateros se reforzaron con 13 peloteros de otras organizaciones para viajar a Guadalajara y buscar el décimo título de la Serie del Caribe para México y el cuarto en las seis más recientes ediciones.

Desde que se instauró el formato de final en la justa internacional en 2014, México siempre la disputó. En cambio este año sólo acudió a ponerse el disfraz de patito feo con el que por décadas se ridiculizó a los tricolores en el área o el de una botarga que trató de animar su propia fiesta sin éxito.

México se hundió con lo que se amenazó era el arma que sólo ellos tenían: el pitcheo relevista. Los brazos del bullpen fallaron el viernes contra Puerto Rico y un día después con Cuba en juegos empatados en la octava. La granada le explotó en la mano a Benjamín Gil.

Con la herida, Tomateros se terminó de desangrar con Venezuela al caer 6-4. El lunes por la noche, organizadores y aficionados rezaron por un milagro que no sucedió. Las bajas posibilidades de sobrevivir recaían en Cuba, que tenía que derrotar a los dominicanos.

Este año Guadalajara entró a salvar la Serie del Caribe, debido a los problemas sociales en Venezuela, que le impidieron albergar la competencia.

Pero, ahora, ¿Quién salva a Jalisco de un torneo que perdió su mayor activo?

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses