El tiempo alejada de la lucha libre debido a la contingencia sanitaria, le ha permitido a la luchadora , reflexionar acerca de lo que le gustaría hacer cuando se retire de los enlonados profesionales.

Un momento para el que casi nadie se prepara, pero en su caso, tiene claro que la vocación de enseñar la trae en su ser desde antes de luchar.

Acepta que si no hubiera elegido el camino de los costalazos, a la campeona del CMLL le hubiera encantado ser maestra de escuela. Y aunque ya ha dado clases en algunos gimnasios, “si me propusieran que diera clases el resto de mi vida, estaría en la Arena México día y noche. Eso sí, uno de mis ‘defectos’ es ser muy exigente”, advirtió.

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La realidad es que entre sus contemporáneas, la llamada ‘ Morenaza de fuego ’ se ha ganado un respeto que avala en cada batalla sobre el enlonado, así que ser profesora del CMLL sería un paso natural en su carrera dentro de la empresa.

A la Marcela que ha transitado por los encordados tiene poco que reprocharle, tal vez tantas ausencias de casa y si pudiera mejorar algo, “le jalaría las orejas para disciplinarse y aprovechar las oportunidades, muchas de ellas no las aproveché”.

El legendario Lizmark fue su inspiración y sin pecar de orgullosa, señala que hasta el momento, “no hay ninguna luchadora a la que le tenga miedo. Mi lucha soñada sería contra Manami Toyota. Y si fuera luchador me gustaría hacer equipo con el Satánico para enfrentar a Atlantis”.

Más en confianza, se declara amante de la comida mexicana y confiesa que su estación favorita es la primavera; además, prefiere el campo sobre la ciudad. “Y si tuviera mucho dinero lo gastaría, viajaría a Egipto . Antes compraría una casa para mi madre”.

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