A partir del próximo viernes, el paisaje de la Ciudad de México adoptará un nuevo ícono que gracias a su belleza se unirá a emblemas capitalinos que solo con su silueta son reconocidos como el Palacio de Bellas Artes, el Castillo de Chapultepec o el Ángel de la Independencia.

El Estadio Alfredo Harp Helú se convertirá en el templo del beisbol de la capital del país cuando los Diablos Rojos del México y Padres de San Diego corten el listón o mejor dicho, realicen el primer lanzamiento.

La personalidad del recinto se la dará un monumental techo en forma de trinche que cobija la estructura de diseño prehispánico que tiene seis basamentos que asemejan pirámides.

El trayecto desde los terrenos de la Magdalena Mixhuca hacia el estadio alude a la procesión que se hacia para escalar un antiguo templo mesoamericano.

Como todos los proyectos con acento beisbolero que emprende el dueño de Diablos, Alfredo Harp , el parque de beisbol tiene incrustados obras de arte como murales o la reja diseñada por el artista oaxqueño Francisco Toledo.

El estadio que en su construcción fue modificado de 13 mil aficionados a 20 mil para poder recibir encuentros de Grandes Ligas , tiene un restaurante, una terraza familiar y palcos con baños privados y barra de servicio.

Al fondo en los jardines, dos pantallas gigantes detallarán al público lo que pase en el terreno de juego y tendrán interacción con los asistentes durante los lapsos muertos en el encuento.

El estadio de Diablos es más que un estadio, es el e stadio de México.

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