Esos gandallas de ocasión apostaron al futuro incierto del heredero morenista, con quien se lamen los bigotes de perpetuarse en la palestra, de concretarse su fantasía de que sea el candidato de Morena a la presidencia.

No le duele el dolor de madres, padres y familiares de esos jóvenes desaparecidos. Lo único que le indigna y le duele a la Presidenta es que se vuelva a hablar de López Obrador como “narcopresidente”.