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San Petersburgo.— Dicen que Roberto Martínez, técnico de Bélgica, no ha dejado de preguntar “¿iremos con el Rey?”.

No está confirmado, pero se habla de que la selección de Bélgica, la tercera mejor del mundo, será recibida por sus majestades, el Rey Felipe y la Reina Matilde, algo que tiene emocionado al español.

Además de haber hecho historia con su equipo.

“Hemos trabajado como un gran conjunto, como un verdadero equipo, para lograr estos resultados, y la verdad es que han sido magníficos”, dice, sin querer manifestar toda la adrenalina que aún lleva dentro.

“Los jugadores —añade— hicieron lo necesario para que todos los aficionados de los Diablos Rojos estén orgullosos. Creo que nadie le puede reclamar nada a nadie. Estamos felices”.

Simplemente, rompieron estigmas, rompieron quinielas. Pocos apostaron a que llegarían al tercer sitio de Rusia 2018.

“Creo que hemos roto muchas marcas en este torneo, en la eliminatoria. Así de sencillo: 10 jugadores marcaron gol en el Mundial. Eso sólo lo habían hecho Francia e Italia, así que creo que entramos en la historia y nos quedaremos ahí por muchos años”, subraya.

Y claro, no podía faltar el discurso motivacional: “Esto es para la afición, para la gente de Bélgica, sólo para ellos. Ojalá con esto se pueda inspirar a los niños más jóvenes, a las nuevas generaciones a que vengan y busquen superar este lugar, que vean que pueden lograr cualquier cosa en la vida si trabajan duro”, sostuvo.

Sobre el juego, Martínez aceptó que en el segundo tiempo Inglaterra los superó por grandes lapsos, pero esto fue debido al cansancio: “Tratamos de tener el balón más tiempo, pero la realidad es que el cansancio pegó. Inglaterra iba e iba. Es muy bueno en las segundas jugadas, en el segundo esfuerzo. Nos costó, pero logramos superar ese bache y al final anotamos el segundo gol, eso calmó todo”.

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