Para intentar anticipar cuánto puede durar la actual expansión global, con tasas de crecimiento económico modestas, primero hay que intentar entender la naturaleza del ciclo económico. Lo realista es verlo como uno que apenas hace un año resultó en crecimiento simultáneo en las cuatro grandes economías: Estados Unidos, China, Japón y la zona euro. Pero hasta entonces y desde 2009, los únicos que crecían eran China y Estados Unidos.

Por lo demás, es un crecimiento muy modesto, aun cuando en Japón sorprendió su tasa de 1.6%. Aparte de China, que creció 6.8% en 2017, mucho menos que 10% hace años, el de Estados Unidos de 2.3% se ha mantenido desde 2009. El crecimiento de la zona euro, de 2.3% es el único así de alto desde 2008.

Tanto Japón como la zona euro son crecimientos muy recientes que han requerido de enormes estímulos de inyección monetaria por sus bancos centrales y que no han sido suficientes para reducir su deuda pública. La deuda gubernamental en la zona euro aumentó de 69% del PIB en 2008 a 89% en 2016, a pesar de la fuerte austeridad que han impuesto todos los países.

La deuda global que era de 58% del PIB en 2008 hoy es de 78% y no ha bajado de su nivel de 2013, después de que muchos gobiernos la aumentaron para contrarrestar la recesión y el desempleo. Este nivel de endeudamiento, combinado con bajo crecimiento durante toda una década, son suficientes para concluir que este no es un ambiente favorable al mantenimiento de la apertura económica ni del modelo de reglas globales de libre comercio y libertad de inversión y migración.

La insuficiencia de este modelo para recuperar el crecimiento y reducir la deuda a los niveles anteriores a la crisis de 2008, ha llevado a varios gobiernos a explorar excepciones a las reglas globales. Éstas han sido sobre todo en el comercio internacional, con medidas proteccionistas, barreras a la migración y mayor intervención de los estados nacionales, como ya es obvio en Estados Unidos, Europa y China.

Un ejemplo es el señalamiento por Europa y Canadá (después que Estados Unidos aplicó tarifas al acero) de China como la responsable de la sobreoferta de acero.

China reconoce el problema y planea reducir 150 millones de toneladas de exceso de capacidad, pero sólo hasta 2020. Otros países, sobre todo Estados Unidos, tienen mayor urgencia de impedir el cierre de sus productores de acero.

Este ciclo de crecimiento global sólo se va a poder mantener si cada país se encarga de reducir su propio exceso de capacidad en varias industrias claves, así como de controlar su flujo migratorio.

Si esto no ocurre, la expansión, aun modesta, como hasta ahora, se puede ver interrumpida por barreras que distintos gobiernos van a erigir, cada uno a su manera. Los llamados al desarrollo de la propia oferta nacional y protección a sectores nacionales sólo pueden aumentar de tono en este ambiente.

La solución preventiva al proteccionismo se le escapó desde 2008 al Grupo de los 20, por no reconocer que habría grandes excesos de capacidad y era necesario un acuerdo para que cada uno se ocupara de sus propios excedentes mientras daban tiempo a una recuperación global. En su lugar, sólo hubo llamados retóricos a no recurrir al proteccionismo.

Hoy la solución ya no sería preventiva, excepto contra mayor proteccionismo. Debe comenzarse por reconocer que la tasa de crecimiento global no se presta para más apertura ni la solución es tan simple como condenar medidas que unilateralmente tomen ciertos países para proteger a ciertos sectores.

Analista económico.
rograo@gmail.com

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