El 31 de octubre será la fecha final del Brexit y todo apunta a que será sin un acuerdo final. Recordemos que la llegada de Johnson al poder se da luego de la penosa renuncia de Theresa May quien no logró un acuerdo de salida que convenciera a todos. Ahora, el peor escenario, el de un Brexit salvaje, es el que tiene más posibilidades y el apoyo del nuevo Primer Ministro.

A un mes de haberse convertido oficialmente en el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson ha puesto en marcha un instrumento que pasará a la historia constitucional del país. La medida, denominada “prorogation” permite al Primer Ministro solicitar a la Reina poner fin al actual periodo de sesiones del Parlamento y suspenderlo hasta una nueva fecha en la que se den a conocer, a través del discurso de la propia Reina, las nuevas líneas de trabajo del nuevo gobierno. Una consecuencia directa de su uso es que pone fin a los asuntos legislativos que se estén debatiendo en el momento.

Normalmente, este mecanismo suele durar una semana, sin embargo, la solicitud de Johnson silenciará al Parlamento por cinco semanas, tiempo que la oposición tenía considerado para debatir la posibilidad de una legislación que obligara al gobierno a negociar un acuerdo de salida de la Unión Europea. Los parlamentarios ahora regresarán a sesionar hasta el 14 de octubre, con muy poco tiempo antes de la fecha fatal del 31.

Este intento por acallar al Parlamento es grave y pone al Reino Unido en una severa crisis constitucional . Recordemos que precisamente un día antes, los líderes de oposición acordaron impulsar legislación para evitar una salida sin acuerdo, por tanto no es difícil entender esta respuesta del gobierno de Johnson como un intento por evitar el debate parlamentario.

Con la aceptación de la Reina a emitir la suspensión, la oposición ahora tendrá que debatir la posibilidad forzada de negociar una moción de censura contra Johnson en una semana, bastante difícil aunque de lograrse tendrían 14 días para alcanzar una mayoría y formar un nuevo gobierno. Ese nuevo gobierno, quizá encabezado por Corbyn buscaría negociar con Bruselas una nueva prórroga de acuerdo al artículo 50 del Tratado de Lisboa y posteriormente convocar a elecciones generales.

Ante ese escenario ha trascendido que en caso de nuevas elecciones, el gobierno encabezado por Johnson empujaría a que estas se celebraran después del 31 de octubre alcanzando el objetivo de un Brexit sin acuerdo.

Esta maniobra constitucional de Johnson puede costarle apoyo incluso dentro de su propio partido donde algunos parlamentarios que se han manifestado en contra de un No-deal Brexit podrían considerar la posibilidad de votar con los laboristas una moción de censura.

De lo que no hay ninguna duda es que esta movida de Johnson puede crear un antecedente constitucional negativo para el futuro, pues deja con las manos atadas a un Parlamento cuya razón de ser es precisamente controlar al gobierno y, por supuesto, pone en entredicho el talante democrático del Primer Ministro. Las próximas semanas serán cruciales para definir el futuro del Reino Unido y de Brexit.

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