Estarás de acuerdo conmigo en que la sola palabra “poder” causa polémica, aún más, “entre los deseos infinitos del hombre, los principales son los de poder y gloria. No son idénticos, aunque están estrechamente aliados: el primer ministro tiene más poder que gloria, el rey tiene más gloria que poder [...] sin embargo, el camino más fácil para obtener la gloria es obtener el poder”. Para algunos es apasionante, otros se obsesionan dedicando su vida entera a alcanzarlo y conservarlo como si fuera oro. Por el contrario, hay quien vive intentando combatirlo, como si fuera una plaga.

Sin embargo, como diría el filósofo español Heleno Saña, para otros tantos, "no es más que un rasgo primario de la naturaleza humana", pero así creas que el poder es un simple instrumento, una bendición, una maldición o algo inherente a la naturaleza humana, su estudio es obligado si queremos transformar al país.

El poder por el poder no es lo que queremos los ciudadanos. Siempre lo hemos tenido, pero no lo utilizamos por ignorancia, apatía o desesperanza. Antes, la participación ciudadana no era tan consciente de su entorno y de la problemática que vive el país. Éstas son señales positivas, hoy más que nunca es necesario que en el futuro próximo participemos todos: Gobierno y Sociedad.

Ahora, una de las vertientes del poder ciudadano está latente en la atmósfera electoral, todos los políticos se acercan a los ciudadanos para buscar la simpatía y, en consecuencia, su voto el próximo dos de junio. Es la joya codiciada por los partidos y sus candidatos.

En efecto, este poder ciudadano tiene vinculación con la palabra “democracia” que proviene de la antigua Grecia. Te parecerá curioso saber que Aristóteles no la veía con buenos ojos, pues la consideraba una forma degenerativa de gobierno. Sartori cuenta que para el Estagirita “la democracia era el mal gobierno de los muchos”.

Sus raíces griegas significan “poder” (kratos) “del pueblo” (demos). La democracia es, así, el poder del pueblo, el poder de los ciudadanos.

De todo esto se deriva el famoso aforismo de Abraham Lincoln, que habrás escuchado en alguna parte: Government of the people, by the people, for the people. En castellano, la fórmula de Lincoln se puede expresar así: “Gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo.” A su vez, nuestra Constitución establece en su artículo 39 que todo poder público emana del pueblo.

De acuerdo con el filósofo y economista Amartya Sen, la democracia enriquece de tres formas la vida de los ciudadanos:

• mediante el ejercicio de los derechos civiles y la libertad política, porque este sistema estimula —necesita, de hecho— la participación de la comunidad en la vida política del país;

• gracias a la mayor atención de la clase política a las demandas y necesidades de la ciudadanía;

• mediante el aprendizaje recíproco de los ciudadanos, además de la ayuda a la sociedad para formar sus valores y establecer sus prioridades.

Así que en los próximos días ejercitaremos uno de los componentes de este poder ciudadano, tu voto. No dejes de ejercerlo, por ti y por México.

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