La historia ha pintado a Catalina de Médicis -la infame noble de origen italiano que se convirtió en una de las gobernantes más poderosas y longevas de la historia de Francia- como temible, despiadada, intrigante y siniestra. De Médici, reina consorte de Enrique II y posterior reina madre de Francisco II, Carlos IX y Enrique III, ejerció una considerable influencia en la corte francesa en el siglo XVI.

En The Serpent Queen, nueva serie creada y escrita por Justin Haythe (guionista entre otras de la gran Revolutionary Road), no se contradice esta percepción de la reina como una figura deliciosamente maquiavélica, al contrario, el guión escrito junto con Elizabeth Chakkappan -basado en en el libro Catherine De Medici: Renaissance Queen of France de Leonie Frieda- justifica las actitudes de la infame reina como un acto de supervivencia frente a un mundo masculino, retrógrada, que estaba lista para devorarla, pero que a base de inteligencia y astucia supo abrirse camino hasta convertirse en en la temible y poderosa monarca que marcó a una nación.

La historia inicia a través de los ojos de Rahima (Sennia Nanua), joven de tez morena que trabaja como sirvienta (y por ende sufre maltrato) y que sin buscarlo se convierte en la confidente de la Reina Catalina (Samantha Morton), justo antes de la coronación de su hijo, Carlos IX.

Catalina ve en Rahima a una versión joven de sí misma, tal vez por eso decide convertirse en una especie de Sherezade que, mediante una engañosa actitud maternal, le contará a Rahima (y por ende a nosotros) la historia de cómo siendo una huérfana, casi sirvienta como ella, se convierte por azares de la fortuna, la astucia y el juego político, en la reina que es ahora.

Mediante flashbacks extendidos, vemos a la joven Catalina (Liv Hill, toda una revelación) siendo informada por su tío, el Papa Clemente (Charles Dance), que pronto va a casarse con el segundo hijo del rey de Francia. "Se ha enviado a París una versión más favorecedora de tu imagen y ha sido aceptada".

A pesar de sus escasos catorce años (mismos que, siendo honestos, no se le notan por ningún lado a Liv Hill, actriz de casi 20 años de edad), la adolescente no solo aguanta las constantes humillaciones de la corte (que si está fea, que si es infértil) sino que rápidamente entiende el juego político, que en su caso es un juego de supervivencia: debe lograr que su ahora esposo, el pazguato y pedante príncipe Enrique (Alex Heath), le de rápidamente un heredero o de lo contrario será desechada y tendrá que regresar a Italia.

The Serpent Queen remite irremediablemente a The Great (la hilarante serie basada muy libremente en la historia de otra Catalina, la Grande de Rusia), pero lo cierto es que se trata de un tipo diferente de historia revisionista: uno que si bien no deja de mostrar la estupidez (al parecer inherente) de los hombres al poder, también sabe divertirse y ser alegremente anacrónica (cada episodio termina con una canción de alguna cantante femenina que puede ir desde Patti Smith hasta PJ Harvey) pero en dosis menos desatadas.

Al recurso del flashback habría que sumar la vieja técnica de romper la cuarta pared, algo que hace la joven Catalina como para recalcar el absurdo de las situaciones que va enfrentando. Un movimiento que, ni como evitarlo, recuerda a Fleabag.

Pero a pesar de las referencias, The Serpent Queen encuentra su estilo y su propia valía, que no es otra sino el placer de ver a una mujer ganar pero sin necesidad de subirla en un pedestal. Aunque claramente feminista, la serie no hace apología de los actos de la reina, pero sí nos hace partícipes del gozo que provoca que una mujer se salga con la suya, y más aún cuando tiene de frente a todo un sistema patriarcal que pretende aplastarla.

The Serpent Queen se puede ver en la plataforma de STARZPLAY.

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