Una reforma electoral para todas y todos

Solo hay un parámetro válido para la evaluación de las diferentes propuestas de reforma electoral: el fortalecimiento del pluralismo democrático. A partir de esa premisa podemos llevar a cabo un planteamiento general de la propuesta de reforma presentada por el Ejecutivo Federal.

La iniciativa presidencial combina dos temas vinculados pero distintos: La organización de nuestro sistema de representación política y el sistema propiamente electoral. Esta mezcla no ayuda a su análisis y valoración y deberían ser dos reformas separadas.

Por lo que respecta al sistema político , se proponen dos cambios. El primero, busca modificar nuestro sistema mixto, a uno de representación proporcional puro en las entidades federativas, además de reducir el número de representantes existentes. Esta transformación, en los términos planteados, no favorece a una representación más plural, pues los 300 diputados en muchas entidades solo representarán a la fuerza mayoritaria, por ser pocos los diputados electos. En el caso del Senado, tampoco se amplía o mejora la representación.

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La propuesta también plantea la reducción de representantes en los congresos locales, ayuntamientos y alcaldías. En este caso, no se otorga una explicación y, por el contrario, atropella al federalismo y la autonomía de las entidades para definir la integración de sus órganos representativos. La disminución acota la pluralidad política en los congresos locales.

En lo relacionado con el sistema electoral , la iniciativa contiene una total de cinco propuestas de cambio, pero desarticuladas entre sí. Cada una de estas debe ser analizada por su contenido, pero también vinculadas con otros temas más amplios y relevantes.

Mucho se puede discutir respecto a las autoridades electorales, como su diseño, facultades, integración y órganos de gobierno, lo que claramente va mucho más allá que la simple desaparición de los órganos electorales y tribunales locales , o la idea de que consejeros y magistrados nacionales sean votados, a partir de una propuesta que favorece al gobierno que cuenta con mayoría legislativa.

Sobre la organización de las elecciones, existen muchos más asuntos importantes que solo el voto electrónico, como son el financiamiento a las campañas, la fiscalización de recursos ilícitos y en efectivo , los actos anticipados, la propaganda electoral, entre muchos más.

Quizá el tema que en realidad requeriría más atención en una reforma electoral que fortaleciera nuestra pluralidad, es el relacionado con los partidos políticos. Estas organizaciones han dejado de ser entidades para el beneficio de la ciudadanía y se han convertido en oligarquías cerradas para su propio interés . Es urgente una reforma profunda para democratizar a los partidos.

Finalmente, la justicia electoral es el verdadero árbitro de una elección y por ello una reforma debe de involucrar el análisis de sus diversos temas como son aquellos relacionados con su organización y estructura, la integración de sus órganos de gobierno, sus funciones, así como sus controles y límites.

Sí es necesaria una reforma electoral , pero sólo si es lo suficientemente amplia, incluyente y que fortalezca lo que se ha construido a lo largo de varias décadas para el beneficio de todos y todas.

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