Madrid.— Emilio Lozoya Austin estuvo durante nueve meses bajo la mira de la Interpol y de la Policía Nacional española, que detectaron su presencia en diversas localidades del país ibérico, aunque el alto poder adquisitivo del exdirector de Pemex y sus contactos internacionales dificultaron su ubicación definitiva.

“Las autoridades mexicanas iniciaron una búsqueda internacional para detener al prófugo. Gracias a la excelente colaboración existente entre la fiscalía mexicana y la Policía Nacional española se obtuvieron indicios que situaban al fugitivo en diferentes localidades españolas. Si bien el alto poder adquisitivo y sus lazos internacionales complicaban su localización”, señaló la policía española en un comunicado, tras la detención, ayer, del exfuncionario mexicano en el municipio malagueño de Benahavís, en los alrededores de La Zagaleta, en la Costa del Sol española.

Lozoya Austin comparecía hoy a las 10:00 hora local (3:00 am en la Ciudad de México) ante la Audiencia Nacional de Madrid para prestar declaración ante el juez de guardia Ismael Moreno, quien decidirá si mientras se tramita su extradición a México, el exdirector de Pemex permanece en prisión o queda en libertad con alguna medida cautelar.

“Las autoridades mexicanas disponen a partir de ahora de 40 días para formalizar la petición de extradición y enviar a Madrid toda la documentación necesaria para que las autoridades judiciales españolas la examinen y puedan actuar en consecuencia”, señalaron a EL UNIVERSAL fuentes de la Audiencia Nacional, que se encarga del caso de Lozoya Austin tras su detención por la Interpol y la Policía Nacional española cuando abandonaba una urbanización en la provincia andaluza.

En el supuesto de que el magistrado ordene su ingreso en prisión tras considerar la gravedad de las acusaciones formuladas por las autoridades mexicanas —entre ellas haber recibido durante su gestión al frente de Pemex más de 10 millones de dólares en concepto de soborno por parte de la constructora brasileña Odebrecht, implicada en varios casos de corrupción en América Latina, además de participar en la compraventa irregular de una planta de fertilizantes— Lozoya Austin sería recluido en uno de los centros penitenciarios de la provincia de Madrid.

Una vez que México envíe la solicitud de extradición y exista conformidad por parte de la Audiencia Nacional, el exdirector de la empresa productiva del Estado comparecerá de nuevo ante el juez, quien le preguntará directamente si quiere ser extraditado a México, agregan las fuentes judiciales.

El calendario de la extradición dependerá de si Lozoya Austin acepta ser entregado o no a las autoridades mexicanas por los cargos que se le imputan: delincuencia organizada, cohecho y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Si acepta, el procedimiento es rápido; si niega las acusaciones y se resiste a ser extraditado a México, el proceso tardará varios meses.

El procedimiento de entrega concluiría con la comparecencia de Lozoya Austin en una Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, compuesta por tres magistrados, quienes decidirán si el exdirector de Pemex es puesto finalmente a disposición de las autoridades mexicanas.

Si los jueces avalan la extradición, el caso pasa a manos del gobierno español, que tiene que aprobar la entrega de Lozoya a México en el Consejo de Ministros, que normalmente respalda la decisión judicial.

La extradición se suele llevar a cabo en los días siguientes a la autorización del Ejecutivo ibérico y el extraditado por lo general viaja en vuelo regular a México, custodiado por policías mexicanos, que se trasladan a España para participar en el operativo.

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