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En 2018, en México existe un empleo similar a la esclavitud: el trabajo en el hogar. Discriminación, racismo, nulas prestaciones y acoso sexual son algunas de las características que comparten las 2 millones y medio de personas que realizan esta actividad en México.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Marcelina Bautista, secretaria General del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), considera que es inaceptable que en pleno siglo 21 en el país siga existiendo un trabajo en el que mujeres y hombres sean empleados sin ningún tipo de prestación y seguridad social y que contribuye a que la discriminación sea una constante.

A unos días de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declarara inconstitucional que las trabajadoras del hogar no tengan derecho a ser inscritas en el IMSS, señala que ellas siempre han sido marginadas por la ley al tener este tipo de actividad en un apartado especial en la Ley Federal del Trabajo, lo que las ha impedido a ejercer sus garantías individuales.

“El trabajo en el hogar es similar a la esclavitud en muchos casos, solamente que muchas no lo vemos. Ellas a veces están a la merced de las personas que las contratan, llevan horas con su actividad y la mayoría de veces los empleadores no piensan que también ellas se cansan, que tienen familias y que tienen sueños”, indicó.

Alertó que todos los días el sindicato recibe casos de despidos injustificados, maltratos, golpes, pero “uno muy constante es el acoso sexual. Fácil, 90% de las trabajadoras han sufrido acoso”.

Señaló que las mujeres que hacen esta actividad quieren ser parte de la resolución que dictó la SCJN para aportar su experiencia y su voz.

“Falta mucho por hacer, pero queremos que nos tomen en cuenta. No queremos ser sólo expectadoras de decisiones que nos involucra, queremos que esta resolución no se quede solamente en el papel, sino que se inicie a materializar. Ya es hora”, concluyó.

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