A partir de las 7:00 horas un grupo de jóvenes con los rostros cubiertos tomaron las instalaciones de la Escuela Nacional Preparatoria 3 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Por segunda ocasión, protestan contra el acoso sexual por parte de profesores y por la mala administración.

Los manifestantes señalan que sus demandas se deben a la falta de atención hacia los casos de violencia de género y exigen a las autoridades universitarias la destitución de profesores y funcionarios, así como del director de plantel.

El colectivo Rosas Rebeldes asegura que vuelven a manifestarse porque las demandas expresadas en la toma de las instalaciones del pasado 14 de noviembre no fueron escuchadas. Se ha incumplido el pliego petitorio y las quejas hechas hacia los maestros acosadores han desaparecido, denuncian.

Con un par de cartulinas, las manifestantes se identificaban como “Rosas rebeldes, aún podemos ser peores” y exigían la renuncia de uno de los profesores señalados por hostigamiento: “Fuera Víctor Hugo de Psicología”.

Alumnos que a las afueras del plantel esperaban la reanudación de actividades escolares indicaron que las demandas del grupo Rosas Rebeldes sólo representan a la comunidad del turno matutino, ya que no solicitan la destitución de profesores señalados por acoso que imparten clases en el vespertino.

Un grupo de profesores también esperaba en la entrada del plantel; ellos aseguraron que permanecerían en caso de que los protestantes quisieran iniciar el diálogo y refrendaron su solidaridad y apoyo a las denunciantes de acoso por parte de los profesores; no obstante, recordaron que hay modos legales para ello.

Elementos de la Policía Auxiliar de la Ciudad de México estaban alerta en la inmediaciones del plantel y aseguraron que en caso de disturbios por parte de los manifestantes dentro de las instalaciones no podrían actuar, pues la autonomía de la preparatoria les impedía ingresar. Asimismo, aseguraron que de haber daños dentro del plantel, los funcionarios de seguridad de la preparatoria debían hacerse cargo.

El paro de actividades podría prolongarse de manera indefinida, de acuerdo con especulaciones de los propios alumnos y profesores, ya que los protestantes se negaron a proporcionar mayor información sobre sus demandas y sobre el tiempo en que tendrían tomadas las instalaciones.

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