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Parecería que Stephanie repite los patrones de su mamá. Ella, con 15 años, ya vive su segundo embarazo y su progenitora, con 35, tiene tres hijos y dos nietos, uno de ellos aún en el vientre de su única hija.
Cuando Stephanie tenía 13 años se fue a vivir con su novio, con él ingería drogas en su nuevo hogar y pese a que sus hermanos le aconsejaron no embarazarse, ella dejó de cuidarse y al poco tiempo quedó preñada.
El bebé
no nació, lo perdió por un aborto natural, comentó en entrevista con EL UNIVERSAL .
"La pérdida la viví casi solita, porque él se metió a trabajar. Se iba en las mañanas y regresaba hasta las noches y casi no pasábamos tiempo juntos. Mis hermanos estaban enojados conmigo por haberme embarazado de él", relata.
Un año después volvió a quedar embarazada , pero las peleas con su pareja la orillaron a volver a casa de su mamá, donde sólo encontró maltratos por parte de uno de sus hermanos, quien también consume drogas.
Para evitar más conflictos con su familia, Stephanie se fue a vivir con su tío , pero al poco tiempo decidió buscar trabajo y vivir sola.
El único empleo que encontró fue en un bar como ayudante de barra, trabajo en el que cargaba cajas muy pesadas, estaba expuesta a altas temperaturas porque tenía que estar en la parrilla o refrigerando los productos.
La niña, activa y vivaz, relata que su entonces jefe decidió apoyarla cuando se enteró de su embarazo, pero la invitaba a buscar un trabajo menos riesgoso, lo cual no hizo y prefirió regresar con otra de sus tías, quien después la llevó a la fundación Vifac.
Stephanie
se emociona al decir que en menos de dos meses traerá al mundo a un varón, pero recuerda con nostalgia que la relación con su pareja terminó.
"Me dijo que me iba a apoyar, pero por lo mismo de que me fui con mi tío y luego me metí a trabajar, pues nos distanciamos mucho", mencionó cabizbaja.
“Tiene su derecho a saber (del nacimiento), pero si no lo quiere conocer tampoco lo voy a obligar ya es su decisión”, agrega.
cfe