Las acusaciones en su contra, la omisión de comunicarle sobre la ocupación del Ejército a Ciudad Universitaria (C.U.) y que el cuerpo estudiantil haya hecho caso omiso a su petición de volver a sus actividades por el riesgo de perder la autonomía universitaria, fueron los motivos que llevaron al entonces rector Javier Barros Sierra a renunciar.

El Gran Diario de México, con motivo del 50 aniversario del movimiento estudiantil, abre su archivo histórico, con lo cual hace un recuento del día a día de todas las marchas, mítines, asambleas y acontecimientos que marcaron la historia del país, incluyendo la tarde del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

La noche del 22 de de septiembre, el entonces Rector presentó ante la Junta de Gobierno de UNAM un documento en el cual, anunciaba que dejaba de manera irrevocable el cargo que la máxima casa de estudios le había conferido.

El motivo principal fue por considerar que se había violado la autonomía de la universidad Ustedes conocen de sobra los últimos hechos que han afectado a nuestra casa de estudios. Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos impedido realizar, al menos en parte, las funciones esenciales de la Universidad. Ello, independientemente del respeto al domicilio, en este caso los recintos universitarios, basado en el Artículo 16 de la Constitución, aunque este aspecto ha sido objeto de amplios debates y se han sostenido opiniones discrepantes. Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y terrenos, no recibí notificación oficial alguna, ni antes, ni después de que se efectuaron.” Se leía en El UNIVERSAL

Otro motivo fue por las acusaciones en su contra que como él lo redactó, pasaron a ser calumnias: “La situación presenta ahora una nueva fase; estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes menores, sin autoridad moral: pero en México todos tenemos a qué dictados obedecen. La conclusión inescapable es que, quienes no entienden el conflicto ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mi”.

Además alegó que tomando en consideración que no se le comunicó , ni antes ni después, la decisión de ocupar Ciudad Universitaria con la intervención del Ejército y que el estudiantado no respondió a su llamado a la cordura consideró Insostenible su posición como Rector.

“Cabe insistir en que la Universidad no engendró el llamado conflicto estudiantil, sino que éste repercutió sobre aquella. A ningún hombre sensato escapará que no estaba en nuestras manos la solución del problema. Tan sólo podíamos y así se hizo en las últimas semanas hasta el límite de nuestras capacidades, tal como fue en los dos años anteriores, cumplir con nuestro deber educativo. Repetidamente dijimos a los jóvenes que debían seguir, en sus luchas, los caminos de la razón sin incurrir en provocaciones ni en actos violentos. En esta tarea tropezamos con la incomprensión y aún con el encono de algunos, tanto adentro como afuera”, aclaró Barros Sierra.

Y deseó que los estudiantes recapaciten su conducta y contribuyan en la parte que les toca, a que se establezca la tranquilidad pública, marco indispensable para el avance de la democracia y de la justicia para el país. Además, llamó a resolver los problemas de los jóvenes por la vía de la edición, jamás por la fuerza, violencia i corrupción.

En el escrito agradeció a todo el personal de la UNAM por su apoyo y deseo que la universidad

logre superar en breve, su actual crisis, como ha sabido hacerlo tantas otras veces.

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