La Secretaría de Educación Pública (SEP) lanzó diez acciones para retomar la vida cotidiana en el aula, después del sismo del 19 de septiembre . Entre ellas, se encuentran respirar, platicar, hablar de lo sucedido, regresar a la normalidad y honrar la memoria de lo ocurrido a los alumnos y en las comunidades afectadas por el terremoto.

En el documento “Los primeros días en el aula. Guía para docentes”, elaborado por la SEP y por el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), se dan recomendaciones para que los docentes sigan en las primeras dos semanas del regreso a clases para los niños que viven en entidades afectadas por el sismo.

Las estrategias se basan en diez temáticas : respirar para entrar en calma; a ti, ¿cómo te fue?; recordando las reglas para protegernos; superando el miedo; es mi tristeza; nuestras pérdidas; carta a mi familia; solidaridad, trabajo colaborativo y agradecimiento; volver a la vida cotidiana en el aula; y honrando lo sucedido con un memorial escolar.

En estas actividades se realizan ejercicios de respiración con los alumnos; se les pide que cuenten sus experiencias con el sismo; se les recuerdan las medidas de seguridad y Protección Civil para contribuir a la sensación de seguridad; y se les pide que reconozcan y nombren sus emociones, como la tristeza o el miedo, entre otras.

“Se busca que quienes participan se sientan bien al escuchar y ser escuchados”, señala.

Es una guía para ayudar a los alumnos a volver a la vida académica y cotidiana después del sismo del 19 de septiembre a través de actividades diseñadas “para favorecer la cultura de protección civil y la capacidad de resiliencia” de los niños.

“Ante un sismo los docentes tienen un papel fundamental no sólo en la educación, sino en la protección y la prevención ante cualquier tipo de emergencias así como en el restablecimiento de la vida cotidiana en la escuela. No se trata de negar lo sucedido, se pretende dimensionar los hechos para crear mayor contención y seguridad de forma que sea comprensible a la edad, madurez y etapa del desarrollo de niños, niñas y adolescentes”, señala.

La guía señala que el regreso a clases es una de las principales señales de que la emergencia está pasando por lo que es necesario volver a la cotidianidad. El proceso es gradual, puesto que las personas quedan marcadas por la experiencia emocional; estas afectaciones son distintas para cada persona, por lo cual es necesario hacer valoraciones individuales.

“Un desastre natural trae consecuencias inmediatas que deben ser atendidas durante la etapa de emergencia. Posteriormente, sigue una etapa de ajuste y adaptación a las actividades rutinarias de todos los miembros de la comunidad. Esta etapa requiere volver a las actividades que ya se venían realizando antes del suceso e integrar la experiencia que este hecho significó en la vida de las personas para incorporarla a su cotidianidad”, señala.

lsm

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