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Marcelina vive en el albergue Cisneros, en Zacatepec, Morelos. Una casa de campaña azul donada por el gobierno chino se convirtió en su hogar después de que el pasado 19 de septiembre su patrimonio quedó hecho ruinas.

Ella y su familia han dormido en catres desde hace cinco meses, por eso les emocionó la donación de la Cruz Roja, que consistió en colchones, estufas, despensas y utensilios de cocina.

“Quiero estrenar mi colchón, aunque todavía no tenga dónde vivir. Saber que no dormiré en un catre es una buena noticia”, dice.

A sus 75 años, cuenta que no es fácil encontrar un trabajo que le permita ahorrar para levantar su casa. Se dedica a cuidar de su nieta y su nuera embarazada.

En las casas de campaña vive con sus dos hijos y sus respectivas esposas, así como con su hermano, quien también perdió su patrimonio. Sus nuevos vecinos, 20 familias, no han conseguido que el Fonden, determine sus pérdidas como totales.

La mujer, quien se cubría del sol con unas cobijas, agradece a los ciudadanos que con sus donaciones hicieron posible esta entrega de ayuda humanitaria.

“Antes lloraba mucho por haber perdido mi casa, mis cosas, pero entendí que sigo con vida, que no tuvimos que enterrar a nadie y que hay gente buena que nos da de lo que tiene”, explica.

Hace un par de semanas, voluntarias de la institución visitaron diversas comunidades de Jojutla para preguntar cuáles eran las necesidades primarias de los habitantes y para entregarles un ticket que pueden intercambiar por ayuda.

“Apenas hace tres días nos dijeron que viniéramos en domingo, que llegáramos temprano y nos acompañara algún familiar porque íbamos a cargar”, dice.

Marcelina, quien dedica su vida a la venta de leche y quesos, relata que las condiciones del albergue son difíciles y les han quitado los baños y regaderas portátiles “ porque el gobierno no pagó”.

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