Nacida en la comunidad de la Bajada de San Miguel, en Ahome, la maestra recién jubilada Alma Trinidad se convirtió, junto con su nieta Ximena, de dos meses, en las primeras víctimas sinaloenses del sismo de 7.1 grados que sacudió a la Ciudad de México.

En julio pasado voló a la CDMX para presenciar el parto de su hija Iris Rosaura, funcionaria de la Procuraduría General de la República, y ayudar en el cuidado de su nieta.

Sin embargo, el pasado 19 de septiembre la tragedia las alcanzó luego de que el edificio donde vivían se desplomó. Estaba ubicado en el conjunto habitacional Galerías Coapa, al sur de la ciudad y fue el único que se vino abajo en el cruce de las avenidas Miramontes y Calzada del Hueso.

Antonia Luna Quiñonez, hija de la maestra, cuenta que fue su cuñado quien les notificó que el inmueble quedó destruido y que Ximena fue rescatada con vida, pero que presentaba lesiones graves.

“La noticia nos dio esperanzas de que mi madre pudiera ser rescatada con vida, entre cientos de toneladas de cemento y varillas, pero no sucedió así”, señala.

Posteriormente se enteraron de que la pequeña no resistió y murió horas después de ser sacada de entre los escombros.

Recaban apoyo. La docente, con doble plaza federal vivió la mayor parte de su vida en la sindicatura de Juan Joé Ríos, Guasave, con su hoy finado esposo y tres hijos.

Antonia Luna recuerda que su madre dio clases durante 30 años de su vida en diferentes comunidades; era conocida y querida por los cientos de niños a quienes instruyó.

Tal muestra de cariño se traduce en la colecta convocada por Noé Urías Benítez, síndico de Juan José Ríos, a fin de auxiliar a la familia en los gastos y lograr trasladar los cuerpos de la profesora y la pequeña Ximena a su natal Sinaloa.

Sus restos son esperados por familiares, amigos y vecinos para darles el último adiós, antes de que sean depositados en un panteón ubicado en el poblado de la Bajada de San Miguel, Ahome.

En ese lugar también yacen los padres de la profesora y de su esposo, Heraclio Luna, quien apenas falleció en diciembre pasado.

Antonia Luna, quien aún vive en la calle Nahuvilla, en la sindicatura de Juan José Ríos, explica que su familia vive una doble tragedia: les duele ambas muertes y además les angustia saber que su hermana Iris Rosaura ya no tiene un hogar donde vivir y perdió todos sus documentos.

Esperan que pronto pueda restablecerse, seguir adelante y encontrar resignación.

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