Hay dos aspectos que Berenice Muñoz, de 38 años, extraña de México: a su familia y las tortillas, para ella un suculento manjar de maíz que lleva sin probar desde hace casi seis meses, puesto que ante el bloqueo económico sobre Qatar, dejó de importarse este producto.

Aunque también extraña el clima, la vida en familia, el trato a las mujeres y la comida, lamenta reconocer que no regresaría a México puesto que prefiere para sus hijas la tranquilidad y la seguridad que da vida en el Medio Oriente. Señala que en este país la violencia, al menos la de las armas, los balazos y la inseguridad, suena como a un cuento lejano a 14 mil kilómetros de distancia.

“Cada vez es peor en cuanto a la inseguridad. Aquí nos llegan puras malas noticias de México, que si ya mataron a alguien, que si la corrupción del gobierno. La percepción de los mexicanos que vivimos aquí es: 'por favor, que no me vaya a tocar regresarme a vivir allá, porque ¡Qué miedo!' Yo también me siento así porque aquí no estás acostumbrado a cuidarte la espalda, a salir con tu hija de la mano y que no se te vaya a perder. Cuando regreso a México me da mucho miedo salir a la calle”, dijo Berenice en entrevista con EL UNIVERSAL en la ciudad de Doha, capital de Qatar, donde ha vivido desde hace cuatro años.

“Me gustaría que pagaran mejor, que hubiera más seguridad porque todo lo demás me encanta, la comida y mi familia, pero siento que no hay oportunidad de vivir bien allá. Me da un poco de miedo, me gustaría que las cosas fueran diferentes. La percepción desde acá es que todo está empeorando”, lamentó.

El país en la piel.

Considera que vivir tan lejos la ha hecho apreciar sus raíces y su cultura. Platica que cada año, los integrantes de la comunidad mexicana en Qatar se reúnen en Doha para celebrar algunas de las festividades más extrañadas de México: el Día de la Independencia o el Día de Muertos.

Explicó que ni el clima ni el costo de la vida permiten que las personas tengan una vida social agitada, por lo que la mayor parte de las actividades se hacen en casa, y recordó que lo que más le sorprendió cuando llegó a vivir a Doha es la gran cantidad de autos de lujo que se ven circular.

“La gente es muy excéntrica aquí. Una vez vi a un señor que traía un tigre en su carro mientras iba manejando, así como casas que son enormes y tienen un diseño muy raro; sobre todo me impresiona la excentricidad de la gente”, contó.

“Aprendes a valorar la riqueza cultural de tu país, así como sus costumbres, porque en Qatar no hay historia de nada: aunque sea un país muy rico, su cultura es muy poca y muchas veces los chicos como vienen de familias muy adineradas ya no quieren estudiar. Pienso que en México tenemos muchos recursos y diversidad, si tuviéramos el dinero que hay aquí y con la forma como somos los mexicanos, seríamos una potencia muy grande", dijo.

Madre de dos hijas de cinco y 20 años, Berenice maneja con su esposo de origen español una empresa que se dedica a la importación de productos de España; una de sus ambiciones es llevar alimentos mexicanos para la comunidad de alrededor de 500 de sus connacionales que viven en ese país del Medio Oriente.

Esta ambición se quedará en el tintero puesto que, lamenta, sería demasiado tardado y caro llevarlos hasta allá, porque el viaje en barco toma alrededor de dos meses en promedio, y el costo de la importación supera los dos euros por kilo.

Maltrato a las mujeres.

Berenice llegó a Doha hace cuatro años cuando su esposo, quien era gerente de una cadena hotelera en Marruecos, consiguió un empleo en la capital catarí para administrar los cuatro palacios que tiene el emir Tamim bin Hamad Al Thani, mandatario de esa nación.

Aunque asegura que está adaptada completamente a la vida de aquel país, hay aspectos que no le gustan, como el trato a las mujeres.

“Aquí todo es más lento, todo es ‘Insha'Allah’, que significa ‘si Dios quiere’, si vas a hacer un trámite o si contratas algún servicio. Todo es ‘insha’Allah’ es como el ‘ahorita’ o el ‘ahoritita’ de México”, contó.

En Qatar, una nación musulmana donde las costumbres religiosas dictan gran parte de los aspectos de la vida cotidiana, las mujeres necesitan autorización de sus maridos para salir del país, divorciarse e inclusive, conducir un automóvil, platicó. Aquí, el sexo y el embarazo fuera del matrimonio se castigan con cárcel para las mujeres, y el aborto se considera como un homicidio, señaló.

Reflexionó que a pesar de las grandes diferencias que existen entre México y Qatar, al final las preocupaciones de las personas siguen siendo las mismas: el bienestar de sus familias y dar un mejor futuro a sus hijos.

“Al final del día las preocupaciones son las mismas, seas musulmana, de la India o budista. Al término del día hay algo que une a las comunidades y te preocupan las mismas cosas. Es bonito saber que aunque hayas crecido en diferentes ambientes, a todos nos preocupan nuestros hijos y nuestras familias”, comentó Berenice.

“Me impresiona que hay un montón de nacionalidades diferentes, cada una con su religión y sus costumbres, entonces tú aprendes a respetar y a ser tolerante. Al final del día valoras lo que puedes tener en tu país, la libertad y tu manera de ser”, finalizó la mexicana desde Medio Oriente.

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