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En abril de 2016 se dio a conocer el caso de una escuela ubicada en la colonia Extremadura Insurgentes, de la delegación Benito Juárez en la Ciudad de México, en la que Rafael Duarte, dueño del plantel, fue acusado de abusar sexualmente de por lo menos 20 menores de edad de la institución en un lapso de 10 años.

Duarte Pereda apartaba de sus grupos a los niños de entre dos y seis años para llevarlos a un salón donde los sometía a distintas vejaciones sexuales, de acuerdo con los relatos de los padres. Leopoldo Rafael Duarte Pereda fue imputado por abuso sexual agravado en contra de tres alumnos del Colegio Montessori Matatena y actualmente se encuentra preso en el Reclusorio Oriente de la CDMX y espera sentencia.

Actualmente el hijo de Mariana tiene seis años. En entrevista con EL UNIVERSAL en el marco del Día Nacional contra el Abuso Sexual Infantil, ella cuenta que gracias a las terapias y peritajes ahora saben que su hijo era sometido por Duarte Pereda, a quien le decían el Tío Rafa. El niño “tenía dos años cuando esto empezó y cuatro cuando nos dimos cuenta. Lo supimos cuando al fin lo pudo verbalizar”.

El comportamiento del menor de edad cambió drásticamente a partir de los dos años, los padres acudieron a la escuela y a doctores para buscar explicaciones a la transformación; pero, no encontraron alguna causa.

“Empezó a tener muchos síntomas, pero lo hablábamos en la escuela y el plantel siempre buscó pretextos para esconder la situación. Nos tardamos mucho, el niño dejó de comer, tenía terrores nocturnos, dejó de hacer contacto visual con nosotros, dejó de jugar, lloraba todo el tiempo sin que entendiéramos el motivo, tenía vómitos continuos. Te estoy hablando de meses y años enteros, en nuestro caso no nos enteramos rápido”, lamenta la madre.

El menor de edad no mejoraba de los malestares que presentaba, los cuales en la escuela los señalaban como normales y comenzaron incidentes que preocuparon aún más a la familia, puesto que “empezó a tener muchos accidentes muy extraños, que después en terapia y en los peritajes descubriríamos que fueron intentos de suicidio”.

Mariana describe como “enloquecedora y angustiante” la experiencia que han tenido que enfrentar con su familia tras lo ocurrido a su hijo y reconoce que es muy difícil superar los sentimientos derivados, “aunque sólo hay un culpable: el agresor. “Hay mucha culpa por haber confiado en la gente equivocada, en 90% de los casos siempre se trata de alguien de confianza”.

La familia de Mariana se encuentra en espera del resultado del proceso legal en contra de Duarte Pereda.

“Las leyes son ineficientes y son desiguales porque el juicio es desigual en poner a un niño contra un adulto, y los procesos son todavía peores, las leyes no son suficientes y los procesos son una violación a todos los acuerdos internacionales que México firma para proteger a los niños. Tiene firmados pactos internacionales para proteger a la infancia y los procedimientos violan todos esos acuerdos, revictimizan al niño y lo llevan a un estado que pone en riesgo su recuperación”, destacó.

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