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Pese al cansancio, los trabajos en los edificios que se desplomaron el pasado 19 de septiembre en la Ciudad de México continúan, la comida sigue llegando y las manos se siguen sumando para levantar escombro y tratar de encontrar a algún sobreviviente, no importa la hora, la gente se sigue solidarizando a cinco días del terremoto que impactó en la capital.

Por la madrugada la actividad continúa pese a la falta de luz, la llegada de personas que se quieren sumar a los trabajos de rescate es constante, pero tienen que esperar algunas horas para suplir a los que ingresan a las ruinas de los inmuebles de la colonia Roma, delegación Cuauhtémoc.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL se observó que en esta colonia el movimiento de la gente es constante, algunos caminando y otros en bicicleta, pero tratando de ayudar a algunos de los que no pueden regresar a sus casas.

Frente a sus inmuebles o en los albergues improvisados decenas de personas esperan a que pase la noche, aunque hay presencia de personas, las calles son silenciosas: la tristeza predomina.

“Ayudar es lo principal y nos sirve para olvidar lo que vivimos, muchos se quedaron sin casa y siguen trabajando; somos mexicanos y nos vamos a seguir apoyando”, dijo Daniel, voluntario desde el 19 de septiembre.

Un gran número de casas y edificios de la colonia Roma presentan cuarteaduras, por esta situación los vecinos temen en regresar, algunos se pudieron ir a la casa de algún familiar o a un hotel, pero otros se quedaron en los inmuebles.

“Tenemos mucho miedo y hasta el momento no han podido revisar las casas, por eso mejor nos fuimos a la casa de una amiga, queremos estar seguras de no tener peligro de vivir en la zona”, dijo Cristina, vecina.

En las inmediaciones del edificio con número 286 de la avenida Álvaro Obregón, cientos de personas buscan alguna actividad para realizar: reparten comida, acomodan herramienta, reciben donaciones o ingresan a quitar escombro; aunque hay un gran número de voluntarios, el trabajo no disminuye.

Por la noche no hay tráfico en las avenidas cercanas a los edificios afectados, cientos de ciclistas recorren la ciudad para hacer entregas o buscar algún punto para brindar ayuda, otros aprovechan para llevar donaciones a los centros de acopio.

“Salimos de trabajar y la familia preparó comida y un poco de café para toda esta maravillosa gente que sigue ayudando, esto es lo menos que podemos hacer”, comentó Carmen, vecina de la colonia Morelos.

Gente de distintos estados de la República y diferentes países se concentran en la colonia Roma, la mayoría concentrándose en la búsqueda, pero algunos que están cansados se acurrucan en un espacio para pernoctar, pasando frío, pero al pendiente de lo que se necesite.

El terremoto derrumbó 38 edificios de la capital y dejó a 169 muertos, cientos de personas se convirtieron en rescatistas voluntarios, otros más en provedores de alimentos, medicinas y herramientas; algunos en protectores de las ruinas para que no entraran las máquinas y terminaran con la vida de algún sobreviviente, pero la mayoría aún teme ante la presencia y consecuencias de otro temblor.

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