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El brazo humanitario de la Iglesia católica, Cáritas, exhorta a atender las denuncias sobre la requisa ilegal de alimentos y otros artículos de primera necesidad destinados a los damnificados por los sismos registrados en México entre el 7 y 19 de septiembre.

La ONG con sede en Ciudad del Vaticano también llama a actuar ante las amenazas que están enfrentando los prelados que exponen el desvío de los apoyos.

A través de un comunicado, Cáritas afirma que “hay una creciente preocupación ante las denuncias de que las autoridades están desviando la ayuda a los afectados”.

Cita como ejemplo el caso del obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro, quien denunció la incautación de víveres por parte de las autoridades locales para almacenarlos en bodegas y después etiquetados.

Además de los desvíos, hay casos en que los apoyos están siendo objeto de “robos y asaltos. Varias diócesis afectadas han estado expuestas a amenazas y se les ha aconsejado que no hagan pública la información sobre a dónde se dirige la ayuda.

“Ante estos incidentes, algunos centros de acogida han tenido que cerrar”, indica.

La organización encabezada por el cardenal Luis Antonio Gokim Tagle, dijo que los sacerdotes están en la primera línea de los esfuerzos de socorro.

Cáritas México, en coordinación con el Secretariado General de la Conferencia Episcopal y otras entidades nacionales e internacionales, había participado en la distribución de 35 toneladas de alimentos, así como establecido, entre otros, 32 centros de acopio en la Ciudad de México y siete en el estado de Puebla.

Los sacerdotes de las entidades afectadas, también tratan de superar el “shock” causado por los daños a los templos, 900 de ellos afectados tan sólo en Chiapas.

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