Para las cinco de la tarde Ricardo Villanueva tomó una decisión: dejar de pagar la ambulancia privada en la que durante más de seis horas peregrinó por varios centros hospitalarios de la Ciudad de México en busca de que atendieran a su hermano enfermo de Covid.

Ricardo es médico. Usa un traje especial, gafas de protección profesionales y una máscara especial con filtros para estar cerca de su hermano. Las del lunes y las primeras del martes fueron horas difíciles para su familia, pues otras dos personas en casa están contagiadas de coronavirus.

Decidieron temprano y a las 10 de la mañana llegó a su casa en Los Remedios, Naucalpan, una ambulancia privada. Habían hablado a los teléfonos habilitados por las autoridades y al 911, pero en el primer número sólo respondía una grabación y en el segundo no supieron orientarlos, por eso la urgencia de la ambulancia privada.

Seis horas por atención: clínicas saturadas desesperan a enfermos Covid
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Entonces se fueron al hospital habilitado en el Centro de Convenciones Banamex, en el Hipódromo de Las Américas. La puerta por donde ingresan al complejo las ambulancias les quedó lejos. Esperaron sobre avenida Conscripto. Les dijeron que sólo si traían un folio de las autoridades sanitarias de la Ciudad de México o del 911 podían ser recibidos.

“Mi hermano tiene Covid, en el hospital habilitado en el City Banamex no lo recibieron porque no tienen el número de referencia o contraseña, y que se necesita conocer a alguien adentro para que lo puedan recibir. Fuimos al Hospital Central Militar, igual nos dijeron que ya estaba saturado y que si queríamos teníamos que esperar más de ocho horas para la valoración de mi hermano”, narra.

Para ese momento Ricardo decidió: era imposible pagar el servicio de la ambulancia, oxígeno y los dos paramédicos. Les pagó en efectivo, en la calle.

Seis horas por atención: clínicas saturadas desesperan a enfermos Covid
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Mientras platica llegan al lugar, frente al hospital habilitado en el centro de convenciones, un par de mujeres, familiares de ellos, y ayudan a su hermano —vestido con pants, sandalias y playera amarilla con azul— a subir con dificultad a su vehículo. Seguirán buscando y analizan ir a Toluca en busca de atención.

“Es factible que lo podamos llevar. Vamos a descartar otras opciones aquí, pero Toluca puede ser una opción”, dice.

Lamenta: “Sí hay un doble discurso, las autoridades dicen que hay lugar pero nada… hoy nos toca el peregrinar a ver un lugar donde lo puedan atender”, confirma Ricardo y se despide.

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