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Nueva York.— Emma Coronel, la esposa de Joaquín Guzmán Loera, rompió el silencio y habló por primera vez ante la prensa desde que El Chapo fue extraditado a Estados Unidos, y lo hizo preocupada por la situación que su marido está viviendo, con su integridad deteriorándose por el paso de más de 15 meses encerrado en aislamiento en una cárcel de máxima seguridad en Nueva York.

Coronel dijo no saber “cómo va a llegar a un juicio bien, si está mal de salud.

“Como cualquier esposa, lo más importante es la salud de mi esposo”, dijo a los periodistas. Toda la información que recibe sobre Guzmán le llega a través de los abogados, ya que el gobierno de Estados Unidos le ha prohibido explícitamente que visite a su marido en la cárcel de máxima seguridad en la que está recluido en régimen de aislamiento.

Coronel dijo estar muy preocupada por “su salud, porque sé que está muy mal sicológicamente, que se siente muy mal”. Se quejó de que lleva 15 meses sin verlo: “Lo veo en la corte, nada más, no tengo ningún tipo de comunicación con él, ni por teléfono ni llamadas”, recordó.

Esta vez no fue a la corte acompañada de las hijas gemelas de seis años. En la audiencia del martes, El Chapo, vestido de traje azul oscuro sobre camiseta naranja, no despegó la mirada de su esposa, a quien saludó con la mano derecha al entrar y salir de la sala.

La preocupación por la salud del capo sinaloense es una constante en las sesiones previas a un juicio que debe empezar el 5 de septiembre. Desde hace meses, la defensa está apostando por criticar constantemente las condiciones de encarcelamiento del narcotraficante, que califica de “draconianas” —incomunicado, encerrado 23 horas al día en una celda minúscula—, y que, según explican, estaría afectando su salud física y mental, hasta el punto de producirle alucinaciones, pérdida de memoria e inicios de depresión. El abogado anunció que va a pedir una nueva evaluación sicológica de El Chapo.

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