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Eduardo Balarezo, abogado de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, pidió que se le realice un examen sicológico a su defendido para evaluar la degradación del estado de salud del líder del Cártel de Sinaloa, tras 10 meses en aislamiento en una cárcel de extrema seguridad en Estados Unidos.

Balarezo advirtió que de agravarse la situación de salud de El Chapo, esto podría salvarlo de ser juzgado, al ser incapaz de entender la naturaleza del proceso en su contra o de colaborar en la preparación de su defensa.

El jueves 2 de noviembre, Guzmán Loera pudo hablar por teléfono con su hermana durante 15 minutos, la primera comunicación telefónica con el exterior desde su confinamiento en una cárcel estadounidense tras su extradición.

En documentos judiciales consultados por EL UNIVERSAL, se asienta que Eduardo Balarezo aseguró que en el transcurso del último mes, El Chapo ha “sufrido un deterioro de su estado mental remarcable”, hasta el punto de no recordar “nombres, lugares y sucesos”.

“Algo no está bien con el señor Guzmán”, resume Balarezo. Entre los síntomas, el abogado detalló que El Chapo se ha quejado de alucinaciones auditivas, manía persecutoria y depresión, e incluso ha perdido la capacidad de concentración y es habitual que “no se acuerde” de lo que está hablando.

El letrado, quien desde febrero ha visitado a El Chapo en el Metropolitan Correctional Center (MCC) de Nueva York, donde está recluido desde su extradición en enero de este año, asegura que, además, ha mermado la capacidad física del narcotraficante.

“Sufre de una miríada de problemas físicos, incluyendo dolores de cabeza constantes, pitidos en las orejas y dolores de garganta”, asegura en su documento dirigido al juez Brian Cogan. Estas dolencias, en su opinión, no están siendo tratadas.

Por ese motivo, Balarezo pidió formalmente al magistrado que se pueda realizar a El Chapo una “evaluación neurosicológica” para ver si las condiciones “extremadamente restrictivas” en las que vive desde su extradición son las culpables de tal degradación.

“Los problemas físicos, la declinación mental y el aislamiento de largo plazo en el MCC parecen haber tenido un profundo efecto en la condición general y la habilidad de colaborar en la preparación del juicio de abril de 2018”, advirtió Balarezo, aunque aclara que por ahora no afirma que el ex líder del Cártel de Sinaloa no esté en capacidad “competente” para ir a juicio. “Sólo sugiere que la condición de Guzmán, eventualmente, puede resultar en encontrar que es incompetente [para ayudar a la defensa] si no se arreglan pronto las condiciones de su confinamiento”.

Balarezo reiteró las quejas del trato que recibe Guzmán en la cárcel, a quien se le niega comprar agua embotellada, pilas para su radio o productos de higiene personal en la tienda penitenciaria.

Aunado a ello, continúa en régimen de aislamiento, las comunicaciones con el exterior siguen extremadamente restringidas, no tiene visitas religiosas ni lecturas que no sean sobre su proceso legal y vive en una celda con “temperaturas frígidas”, sin “sábanas limpias desde que llegó al MCC”, con luz permanente que no le deja dormir y sin aire fresco.

Balarezo sigue siendo, por ahora, el único abogado de El Chapo.

Los otros tres letrados contratados por el narcotraficante todavía no se han personado de forma oficial en el caso. Jeffrey Lichtman, famoso por su defensa de personalidades de la mafia de Nueva York, aseguró a EL UNIVERSAL que su entrada oficial al caso se haría “pronto”, aunque no antes de la próxima audiencia judicial programada para el miércoles.

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