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Han pasado 10 días del temblor que tuvo una intensidad de 8.2 grados Richter que sacudió a la región del Istmo de Tehuantepec. La etapa de emergencia continúa por las más de 2 mil réplicas, mientras las autoridades ya preparan la fase de reconstrucción.

Juchitán e Ixtaltepec son dos de los lugares más daños de Oaxaca; desde temprano, como cada día, los helicópteros de las Fuerzas Armadas y de seguridad llevan víveres a las zonas alejadas. Otro grupo de pilotos realiza sobrevuelos para la vigilancia.

Desde las alturas se ve la dimensión de los daños; los edificios históricos no resistieron la fuerza de la naturaleza. El Centro Escolar Juchitán, una de las escuelas más representativas de la región del Istmo, tendrá que ser demolida porque su estructura ya no es segura.

La iglesia San Vicente Ferrer, en Juchitán, tendrá que ser derribada también porque su estructura ya es peligrosa. Los muxes se han quedado sin un lugar para asistir a misa; el único en el que eran aceptados. Los juchitecos lloran por sus edificios con un valor histórico.

Desde el helicóptero se observa la maquinaria operando para remover escombros y evitar brotes infecciosos.

Las últimas cifras con las que cuentan las autoridades revelan que 837 escuelas resultaron con algún tipo de daño, 12 mercados, así como 307 edificios que fueron evaluados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En la remoción de escombros también participan los pobladores que se apresuran para ganar tiempo y estar listos para la siguiente etapa, que es levantar a Oaxaca.

Mientras tanto se ven pequeños puntos de colores, las lonas que utilizan para evitar los rayos directos del sol o la lluvia mientras hacen sus actividades en la calle.

Porque la vía pública se ha convertido en la vivienda improvisada para las familias que evitan estar en su casa ante las réplicas que no paran.

Es ahí en donde preparan sus alimentos, instalan sus hamacas y colchones para intentar rehacer su vida mientras comienzan a derribar las casas que quedaron severamente dañadas para reconstruirlas.

También se cuenta con albergues que son seguros y resguardados por elementos del Ejército y la Marina. Algunos pernoctan ahí y otros sólo van a la hora que se sirven los alimentos y regresa a sus campamentos, afuera de sus casas, para cuidar las pocas pertenencias que pudieron rescatar.

Desde el aire se observa la construcción de espacios alternos para que los cientos de alumnos regresen a clases en zonas seguras.

El helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana regresa a la base de Ixtepec y los pilotos quedan atentos a volar de nuevo para trasladar víveres a alguno de los 41 municipios afectados.

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