El senador de Morena Germán Martínez Cázares afirma que a ningún Presidente le gusta la prensa crítica, y recuerda la expresión de un tribunal europeo que llamaba a los medios “el perro guardián de la democracia”, por lo que, opina, no se debe envenenar a quien cuida la casa.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el también exdirector del IMSS dice que la relación presidencial con los medios no se debe envenenar con insidías, amenazas, controles autoritarios ni con periodistas disfrazados.

Asegura que él cree en el debate fuerte, pues si se critica al Presidente, eso es sinónimo de salud democrática: “Un presidente con legitimidad de 30 millones de votos no tiene necesidad de paleros, desvergonzados que se disfrazan de periodistas”.

Opina que en el gobierno sí hay libertad de expresión, pero, advierte, ve alguna cultura de ese pequeño priista que todos llevamos dentro que sigue latente en la 4T con intereses, conveniencias y cálculos de simulación.

Afirma que no le gusta vivir en un país uniformado, de una sola voz, sino en uno con armonía plural, donde se oiga la voz del Presidente y de los críticos.

Precisa que no le gustó la foto del Ejecutivo con una lista de periodistas a su espalda: “Si hay periodistas corruptos (...) enriquecidos con la palabra y con el bozal en el México priista, deben condenarse e investigarse. Pero a mí no me gustó la foto de un Presidente señalando periodistas en el pizarrón de las mañaneras”.

Dice que el Mandatario federal tiene derecho a defender sus políticas públicas y que quienes no estén de acuerdo también pueden criticarlas, por lo que considera que las mañaneras son un buen lugar para rendir cuentas, pero que no se conviertan en un “teatro de señalamiento de censura”.

¿Hay libertad de expresión en la 4T?

—La libertad de expresión son los ciudadanos, es la sociedad. Está al alcance de todos y lo importante es que todos la debemos vigilar y cuidar.

Es fundamento de nuestra democracia, es el piso de nuestra sociedad democrática y si se declina la libertad de expresión, se declinan otros derechos consustanciales a la democracia.

Reclamar que se respete diario es un deber cívico y la debemos respetar los que usamos la palabra, los ciudadanos, los políticos, el Estado, los periodistas.

Es difícil construirla en un régimen autoritario y es facilísimo perderla, por eso, insisto, la tenemos hoy, pero se puede perder mañana, por eso tenemos el deber de cuidarla.

¿Cómo califica las mañaneras del Presidente?

—Me gusta que salga, que el Presidente se exponga.

Un Presidente guardado en el secretismo no creo que sea muy democrático. No me gustan los salameros priistas del “sí, señor Presidente”, priistas que huelen, rondean y pululan en las mañaneras. Un Presidente con legitimidad de 30 millones de votos no tiene necesidad de paleros, desvergonzados que se disfrazan de periodistas.

¿Qué opinión tiene de que AMLO llame “pasquín inmundo” a Reforma y conservador a EL UNIVERSAL?

—A todos los presidentes no les gusta la prensa crítica, a todos, sin excepción, yo conocí a varios.

La segunda no es mía, es del tribunal europeo en alguna resolución en materia de libertad de expresión, [cuando dijo que] la prensa es el perro guardián de nuestra democracia.

No enveneno a quien me cuida mi casa, esa relación no se debe envenenar con insidías, amenazas, controles autoritarios ni con periodistas disfrazados.

Creo en un debate fuerte, si se critica al Presidente eso es sinónimo de salud democrática, no de un Presidente débil.

Perdón por el tema personal, pero he escrito buenas temporadas en Proceso, en EL UNIVERSAL y en Reforma, y yo no recibí ninguna línea o censura de una sola coma.

En esos tres medios yo he dicho lo que he querido cuando fui panista y ahora.

No me gusta vivir en un país uniformado y de una sola voz, tampoco quiero vivir en un país de silencio, quiero una nación de armonía plural, donde se oiga la voz del Presidente y se escuche la voz de los críticos.

No me gustó ver la foto del Presidente con una lista de periodistas a su espalda señalándolos.

Si hay periodistas corruptos, que los hay en este país y que los hubo durante mucho tiempo, enriquecidos con la palabra y enriquecidos con el bozal en el México priista, deben condenarse e investigarse.

¿Cree que en la 4T sí hay libertad de expresión?

—Déjame platicar una anécdota. El Mandatario federal dijo algo que me gustó y yo no he platicado nunca, [pues] él era como un jefe revolucionario [cuando dijo]: “El que se quiera salir, bueno, el que no, ya no es mi problema”.

¿Hay libertad de expresión en la 4T? Yo, Germán Martínez, digo que sí. Yo escribo, hablo y digo en tribuna lo que quiero.

La libertad de expresión se toma, también se ejerce, se asalta —para decirlo en términos marxistas— la libertad de expresión se asalta, entonces, en ese sentido, te digo que sí.

¿Y la demanda que le ganó a Manuel Bartlett?

—No quiero sonar a ejemplo, pero la libertad se defiende y yo la he defendido siempre, esté o no esté de acuerdo.

En ese sentido, hice unas expresiones en ese entonces en el IFE. Dije que Bartlett era artífice del fraude electoral de 1988 y presunto asesino de Manuel Buendía, retomando expresiones que hizo, por ejemplo, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa.

Él demandó un daño al honor, le dolió que su honor estaba siendo afectado y litigamos seis años. Yo le gané en definitiva en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la Primera Sala, por unanimidad, con ministros de la calidad de Olga Sánchez Cordero, José Ramón Cossío, Arturo Zaldívar, Ortiz Mayagoitia y de Jorge Mario Pardo.

Defendí el bien jurídico protegido de la libertad de expresión y de la información. Es la existencia de una opinión pública libre y de un debate político desinhibido, robusto, esas son las expresiones de la Corte.

El derecho a la información no solamente está al alcance de los informadores profesionales, sino de los particulares, esas expresiones son de la sentencia.

Fue difícil, fue muy rudo el litigio, pero a mí me fue bien. La Corte ha dejado precedentes sentados claramente en materia de libertad de expresión que hoy no deben perderse de vista ni por quien los escribió, que hoy son agentes políticos relevantes, ni por quienes somos actores políticos, que los debemos usar para ejercer y asaltar la libertad.

Ahí están los precedentes y los precedentes llaman a una tolerancia absoluta de los servidores públicos y a proteger a los periodistas y a los particulares.

¿Con Bartlett nunca hubo un conflicto personal?

—No, personal no. Además, respeté mucho a su abogado, Salvador Rocha Díaz, quien fue secretario de gobierno con Carlos Medina. Sí nos hemos saludado ahora que iba yo al gabinete, nos saludábamos, pero le gané.

No tengo rencor con nadie. No ando hurgando en mi pasado, yo todo eso lo guardo como una batalla en la que yo he creído y en la que me fue bien.

¿Qué amenazas ve actualmente para el periodismo?

—La libertad de expresión debe ser ajena a los intereses políticos y económicos.

La corrupción amenaza a la sociedad democrática en su conjunto, pero la libertad de expresión es la medida más efectiva contra ese delito.

Hay que recordarle al Presidente que la libertad de expresión es una medicina efectiva contra la corrupción, que los casos de desvergüenzas y de indecencias se sepan, eso es fortaleza, que los casos de corrupción se mantengan en la oscuridad generan impunidad.

La otra amenaza es el manejo y la manipulación de los algoritmos y de esa ciencia electrónica que se mueve en las redes sociales. Hablo de la siliconización de Silicon Valley, que desde ahí se muevan algoritmos para que las expresiones se perviertan y se prostituyan, eso es una gran amenaza a la libertad.

La libertad de expresión se defiende fuerte, se participa fuerte, no se es un ciudadano por poner like o un tuit.

No se hace patria a tuitazos, se hace defendiendo con argumentos la libertad de expresión. No se hace desde el sillón de una alcoba cómodamente instalado.

¿Cree que López Obrador ha sido el Presidente más atacado de la historia?

—La voy a responder distinto: que los gobiernos sean atacados es señal de fortaleza ciudadana, la paz priista de los sepulcros de ciudadanos muertos que no atacan a sus gobernantes eso es señal de una sociedad muerta.

Yo llamo a los ciudadanos a que de la misma manera que atacan al presidente López Obrador ataquen a los gobernadores y a sus alcaldes, a sus diputados, a sus senadores. Hay ciudadanos que no saben quiénes son sus senadores ni sus diputados, para eso hay reelección ahora, para que los puedan atacar, siempre y cuando el ataque sea pacífico, esa es la única condición.

Me pongo del lado de los ciudadanos, una ciudadanía crítica es garantía de una democracia fuerte y de una sociedad libre. No me sitúo en el pedestal de la mañanera, me sitúo en donde trabajan los ciudadanos.

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