El Partido Revolucionario Institucional (PRI) llega a su cumpleaños número 92 como un camaleón que ha logrado adaptarse a sus nuevas circunstancias, y lo mismo tener cuadros que formó refugiados en Morena que hacer equipo con su oposición histórica, el PAN y el PRD, para intentar recuperar influencia y fortalecer la que le queda, coincidieron especialistas.

Después de la derrota electoral de 2018, que vivió luego del gobierno de Enrique Peña Nieto, el partido tricolor se presentará a las urnas el próximo 6 de junio acompañado de sus rivales históricos, PAN y PRD, pero ni siquiera tendrá acceso a la mayor parte de las 15 candidaturas a las gubernaturas de los estados que se contienden, puesto que es Acción Nacional la primera minoría, consideraron especialistas.

Alberto Aziz Nassif, profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), explicó que en los pasados procesos electorales de Coahuila e Hidalgo, el PRI demostró que conserva estructura y capacidad de ganar elecciones locales, puesto que persiste una tradición o cultura priista en ciertas regiones del país que le permite ganar comicios.

“Tiene estructura, disciplina, cultura partidista y estará esperando y apostando las pocas canicas que le quedan a ver cómo logra a medio empezar a recuperarse. Si no lo está, debería estar consciente de que estos tiempos no son su momento. El gravísimo desprestigio, tanto por el lado de las reformas que se hicieron con Peña Nieto y la altísima corrupción, le va a afectar mucho tiempo. Sin embargo, en política no hay decisiones definitivas”, dijo.

Maité Azuela, politóloga y maestra en Políticas y Administración Pública, define al partido como un camaleón que simula, finge y se acomoda con agilidad para sobrevivir e incluso persistir en otras agrupaciones políticas, como Morena, en donde se refugiaron muchos de sus cuadros, y que han aprendido prácticas que consideró “las más deleznables”, mismas que el tricolor inventó y la sociedad debería aspirar a sacudirse.

El analista y politólogo Alfonso Zárate consideró que el partido no vive su mejor momento y no ha mostrado la capacidad para ser una oposición “lúcida y combativa”, ni para sacar provecho de las decisiones del gobierno federal en torno, por ejemplo, al manejo de la pandemia.

“La cultura priista está vivita y coleando. Y aunque agazapada o disfrazada de morenista, estará dispuesta a regresar a sus viejas querencias cuando se den las condiciones”, expresó.

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