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La Comisión de Debates Presidenciales (CDP) de Estados Unidos recomendó al Instituto Nacional Electoral (INE) ciudadanizar el formato de los encuentros entre candidatos para 2018, sacarlos de locaciones hacia sedes universitarias, permitir preguntas del público elegido aleatoriamente, pero con anticipación, garantizar amplia cobertura mediática y alentar el postdebate.

Esos elementos, entre otros, fueron expuestos por Janet Brown, directora Ejecutiva de la CDP, organismo ciudadano que desde hace 25 años organiza esos encuentros en Estados Unidos y quien expuso al INE su experiencia, en el marco del Foro Internacional Debates Electorales: El reto al 2018.

Ahí, el consejero presidente del instituto, Lorenzo Córdova Vianello, dijo que éste quiere “hacer historia” en la organización de los debates presidenciales de 2018, terminar con encuentros rígidos y, sobre todo, promover que sean tres y no sólo dos, como marca la ley.

Sin embargo, reconoció el secretario Ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo Molina, sólo incrementar en uno el número de debates “está siendo una discusión compleja” y hay resistencias.

Sí, se busca “expropiarle a los partidos la organización y el INE está preocupado por eso [pero] no saben lo que está costando organizar un tercer debate”, agregó.

Además, los candidatos —dijo— suelen no querer sorpresas, por eso la rigidez del formato y contenido.

En el foro, Matt Dippell, asesor para programas de debates globales del Instituto Nacional Demócrata de Estados Unidos, expuso que 75 % de los ciudadanos, “desde Kenia hasta Perú” apoyan que haya debates presidenciales.

Estos encuentros ayudan a reducir tensiones y la posibilidad de violencia electoral, permiten que los candidatos se comprometan a aceptar resultados, posibilitan la rendición de cuentas después de las elecciones y “nivelan la cancha política” cuando hay un partido que domina los medios de comunicación.

Janet Brown, del CDP, expuso que en Estados Unidos los debates son de 90 minutos, sin cortes; se planean de 20 a 24 meses antes, se buscan cuatro días donde no haya compromisos contractuales (como juegos de serie mundial, futbol, eventos deportivos) y durante dos años se buscan locaciones, casi siempre en campus universitarios.

También se garantiza que la señal pueda ser retransmitida en red para que la retomen los medios, y “se cubre como carrera de caballos, quien ganó o quien perdió el debate”, lo que ha permitido audiencias de 73 millones en Estados Unidos y 135 millones de público internacional.

“Las personas observan estos debates en números avasalladores y ven con ansias tener más”.

Recomendó que haya preguntas ciudadanas, y en Estados Unidos se eligen mediante encuestas telefónicas entre personas que no han decidido su voto, a quienes se pide redactar su cuestionamiento. El día del debate el moderador elige a quién llamar, “a la gente le encanta ese modelo de town meeting [reunión en la ciudad] porque se sienten identificados”.

Destacó la importancia de generar redes para que el debate interese, así que en la CDP “tenemos sociedades desde los boy scouts hasta organizaciones de jubilados”.

En el foro, Leonardo Curzio, periodista y colaborador de EL UNIVERSAL, planteó que con el argumento de que “el INE los multa”, los medios suelen evitar los debates, más por el “enojo” por el modelo de comunicación política que prohibió la compra de spots.

“Están cabreados y hay una genuina falta de voluntad por abrir esto”, dijo. Jacobo Molina recordó que los debates organizados por medios no están prohibidos.

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