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Margarita Zavala está en La Hora de México, pero no puede seguir con fuerza si antes, dice, no tiene claridad de qué hace su partido con otros o si la dirigencia nacional panista no deja de utilizar al organismo para limpiar su nombre o para sus intereses.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Margarita Zavala, quien desde hace dos años anunció su intención de competir por la candidatura presidencial del PAN, asegura que no se opone al Frente Ciudadano por México, “el problema es que no tiene detalle de qué se busca con él”.

Afirma que ella votó a favor de que el PAN formara parte del Frente porque se le dijo que no tenía fines electorales, pero hoy, manifestó, no hay claridad dentro de Acción Nacional sobre ello y ha comenzado a acercarse a militantes de otros partidos para que le expliquen de qué se trata.

Está molesta, dice, con el presidente de su partido, Ricardo Anaya, porque ha utilizado al PAN para sus fines personales. La salud de un partido, añade, depende de la integridad con la que un líder nacional lo dirige.

Zavala Gómez del Campo publicó un nuevo libro: La Hora de México, en el cual expone ideas para sacar adelante al país, pasando por el combate a la corrupción, el crecimiento económico y el desarrollo, entre otros.

¿Qué hora de México es?

—Yo estoy convencida de que México está en una encrucijada que es definitoria, enterramos ese pasado que tiene relación con la corrupción, la cual impide que lleguen medicinas a las clínicas, que hace que no se mantenga bien una carretera, la de los contratos amañados y nada más para los amigos, esa corrupción que realmente está enfermando y    matando a la gente, eso que tenemos que dejar en el pasado, también que es López Obrador, que es del PRI de los setenta, que es un traje realmente anticuado que no le queda a México.

¿Por qué es la hora de México?

—Porque no falta tanto.

¿No falta tanto para qué?

—Para llegar al futuro que queremos. Tenemos los instrumentos para crecer más y de manera bien distribuida, para tener gobiernos honestos, claro que sí, porque no somos un pueblo de corruptos. Se ha perdido la confianza en la autoridad producto de la impunidad, de la corrupción que hay desde la autoridad.

¿Las pérdidas del país han sido en cinco años?

—Creo que la confianza se va perdiendo, pero sin duda alguna la corrupción elimina toda la confianza que se le puede tener a la autoridad, porque además pierde en ese momento la legitimación en el ejercicio de su función pública; es decir, pierde autoridad moral para aplicar la ley, para castigar y hasta para premiar.

Está crisis de confianza está acentuada por ello. Veo con preocupación muchos odios.

¿Eso se perdió en cinco años?

—Cuando luchamos por la democracia, por libertades elementales, por el derecho al voto, por la libertad de expresión, por la apertura de los medios, estuve en 1986 siguiendo la resistencia civil de Chihuahua; en 1988 estuve en toda la campaña de Maquío que además fue mi primer voto; estuve en las reformas electorales; se abrieron los espacios de autoridades ciudadanas para las elecciones y llegó la democracia en términos de votos.

Personalmente creo que uno de mis errores fue que pensé que al llegar la democracia llegaría todo lo demás, pero no llegó la legalidad y la tuvimos que ir construyendo. Tenemos que ir construyendo también la igualdad porque tampoco llegó.

¿La corrupción es algo genético?

—No, eso es una mentira y no hay que dejarnos como pueblo. Millones de mexicanos trabajamos todos los días de manera honesta, millones de mexicanos podemos decir que hemos tenido errores, pero de corrupción nada. En el libro propongo fortalecer determinados valores de cultura y legalidad, de respeto, de trasparencia a los ciudadanos y funcionarios.

Una oficina de ética en la Presidencia sería fundamental desde ahorita, transparencia, rendición de cuentas y gobiernos abiertos.

La otra es cerrar los espacios de corrupción, si hay sobrerregulación hay que cerrar los espacios de discrecionalidad de la decisión de la administración pública.

Hay que revisar cada nombramiento como el del fiscal general, es un nombramiento que tiene que ser con lupa y que no podemos equivocarnos, debemos garantizar autonomía e independencia y ahorita no está garantizada. Y una fiscalía también anticorrupción que sea realmente autónoma para que realmente investigue todos los casos para ser implacables.

¿Todo esto se le ocurrió apenas?

—No solamente se me ocurrió a mí, es cierto que yo vengo recorriendo desde hace muchos años México, que lo conozco, yo creo que más que ningún otro de mis adversarios. Llevo dos años escuchando a la gente sobre este momento, sobre La Hora de México que estamos viendo. No sólo escuché a ciudadanos de por ahí, sino al pescador de Mazatlán, a los empresarios de Culiacán o a los cafetaleros de Veracruz; escuché a expertos, académicos y organizaciones sociales. Son ideas que he recogido.

¿Qué hora vive México?

—Es hora de definiciones y también de claridades. No podemos dejar las cosas a ocurrencias, las tenemos que poner en ideas, en realizaciones, en fortalecimiento de las instituciones.

No es la hora de una sola persona, es la hora de México; ni siquiera he dicho que es mi hora, es la hora de México y a México no lo sacamos adelante un grupo de notables, ni un mesiánico, ni un caudillo; es la hora de nuestro país.

¿Hoy es ventaja o desventaja pertenecer a un partido político?

—Pues depende cómo te formó el partido político y el PAN que me formó a mí es un PAN que creyó siempre en libertades, en el bien común, en la justicia, en los cambios estructurales que se van dando de fondo y que van generando bienes públicos.

¿El PAN de hoy ve que es La Hora de México?

—Depende de quién hablemos. Lo que me preocupa es cuando no se ve La Hora de México, sino la hora personal y eso no ayuda en nada.

Dijo que el partido tocó fondo...

—Lo comentaba respecto a una serie de problemas que hemos tenido y que sí me preocuparon, porque se notaba una debilidad estructural en términos de liderazgo. Yo creo que los jefes tienen en todo caso que dirimir controversias y no ahondarlas, tienen que enfrentar valientemente sus propias responsabilidades.

Ahora, ¿cuál es el reto de Acción Nacional? Revisar también qué es lo que está haciendo y cómo lo debe hacer porque a fin de cuentas está México y debes construirte y tomar tus decisiones en razón del país y en razón de la fortaleza que le tienes que dar a tu organización política.

Se supone que lo han revisado.

—No, es una de las cosas que tenemos que hacer. El fondo es lo que queremos como país en una visión de bien común, de honestidad, de justicia y de dignidad de la persona.

¿Anaya sólo ve por sus intereses?

Dárselo a él. Mi opinión es que un líder nacional debería estar viendo qué es lo que pasa con su partido y no lo que pasa consigo, hay muchas cosas que tendríamos que hablar, del abuso del poder y de las responsabilidades que se tienen como jefe nacional. Son de las cosas que yo sí he pedido. Si buscamos democracia, en los partidos tenemos que empezar por nosotros.

¿Cómo se puede colocar una plataforma sin tener candidatura?

—Hay mucha gente que me apoya. Yo estoy arriba en las encuestas, a pesar del millón y medio de spots de Ricardo Anaya o de los más de 2 millones de spots de López Obrador, a quien por supuesto le gano. Esas desventajas de no tener ni estructura de partido, ni recursos públicos, ni spots de televisión, sin duda alguna me dan una fortaleza que me sostiene y por eso respondo: “Estas son las ideas que propongo para un diálogo constructivo, ya más adelante vendrá, de acuerdo con lo legal, la plataforma”.

¿Será un diálogo constructivo con el PAN o con el Frente Ciudadano por México?

—Con quienes quieran, es abierto. Lo que no podemos es juntarnos un grupito de personas y decir: “Esto es”. Yo lo que estoy diciendo es: “Estas son las ideas y vamos a discutirlas, vamos a comunicarlas, vamos a mejorarlas, vamos a diseñarlas todavía y desarrollarlas mucho más porque no es un plan de gobierno.

“Juez y parte”

Usted ha pedido que Ricardo Anaya deje la dirigencia nacional del PAN, ¿lo sostiene?

—Se convirtió otra vez en juez y parte y yo esas cosas las veo serias. Yo sé que lo mejor es salir, claro que tenemos que estar unidos, pero no tener los elementos de desunión y mucho menos desde la autoridad. A mí sí me parece un abuso.

¿Es la hora de su salida?

—Yo creo que hasta estatutariamente debió salir antes, pero es un abuso cuando desde el poder se aprovecha para discutir.

Yo siempre soy alguien de alianzas, la política implica aprobar, discutir, dejar de lado lo que desune y poner en el centro lo que nos une. Pero también soy una personas de claridades. Yo no escondo lo que traigo.

¿No tiene claridad sobre lo que es el Frente Ciudadano?

—Veo a algunos muy bien informados en otros partidos y en el PAN no, por lo menos no se ha discutido. Además hay muchas cosas de detalle que no hemos visto muchos.

¿Ha preguntado?

—Sí, incluso en la propia reunión de la Comisión Permanente, en la que yo voté a favor del Frente porque me dijeron que era sin intenciones electorales. Claramente pregunté que los detalles cuándo y me dijeron que esos eran del Consejo Nacional, que sólo era anunciar un Frente, que era un importante mensaje político, lo cual a mí también me parecía importante y que en eso consistía.

¿Es un PAN con mentiras?

—Este es un Frente del cual en verdad yo no tengo información, que me parece que estando en los niveles en los que estoy, y aunque no estuviera en esos niveles, debería estar informada, por lo menos porque soy parte de una comisión. Si vas a hacer un Frente Ciudadano, supongo que hay más de uno que están interesados.

No hay que excluir para hacer valer determinadas cosas elementales para una democracia.

¿Aun así está dispuesta a formar parte del Frente?

—Hablemos con claridad de lo que se trata y por supuesto, estoy dispuesta a hablar con la gente que pertenece al Frente, tampoco sé quiénes son. Está claro cuáles son los partidos; espero no se cedan todas las decisiones.

¿El PAN comienza a estorbarle?

—No, el problema es Anaya, quien lo dirige. El PAN nunca me ha estorbado... no me debe nada. Al contrario, ahí hice toda mi formación. Lo que sí creo es que hay fallas de fondo en términos de lo que le toca a Ricardo como jefe. Se pueden arreglar, sí, depende de la generosidad, el honor de la gente y de quién ocupa el cargo.

¿Qué opina de la exhibición del nivel de vida de Anaya?

—Él debe aclarar, sobre todo las últimas cosas. Creo que es muy importante para todos tener muy claro la honestidad en la vida pública.

¿Ricardo Anaya utiliza al PAN para limpiar su nombre?

— Desgraciadamente lo ha utilizado para su propia candidatura y pasarlo hasta el Frente, pero son cosas que yo creo tengo que discutir con él.

¿Está molesta con Anaya?

—Hay una parte que sí porque yo estoy acostumbrada o sé que la salud de un partido como el PAN depende mucho de la integridad con la que un presidente nacional lo dirige; entonces, sí hay diferencias.

Cuando he creído que tengo que expresar mi solidaridad, la he expresado como lo hice no hace mucho tiempo y lo hice consciente de que estaba expresando mi solidaridad. Pero yo quisiera un PAN a la altura del México que necesitamos.

¿Se puede?

—Sí, porque es un asunto de personas no de partidos.

¿En qué momento decidirá si va en 2018 con el PAN, con el Frente o como independiente?

—Depende mucho también del Frente, yo estaré hablando realmente con ellos, con muchos de los que están ahí y por supuesto hablando también con Acción Nacional.

¿Está dispuesta a hacerse a un lado en la contienda?

Todos debemos estar dispuestos en lo que nos toca hacer para que México salga adelante y tenga el futuro que merece. La hora de México es una esperanza y no es una ilusión.

¿El PAN la hizo a un lado?

—En política hay que presentarse.

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