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El ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossío, llamó a defender a la Constitución y a tener cuidado con las reformas a sus contenidos, pues “aparentando que son adecuadas a los tiempos” pueden tener el “veneno y la trampa” para acotar controles que históricamente se han planteado para hacer frente a la concentración del poder.

Sin embargo, en el escenario actual, ante sociedad civil, jueces, prensa, expertos y científicos cuestionados, reconoció, “no hay más que los senadores y en eso está sostenido todo” para hacer contrapeso y evitar eventuales modificaciones en sentido adverso.

Por eso llamó a empoderar y consolidar a los grupos ciudadanos que no permitan cambios de ese tipo, y a defender sus derechos por la vía de la ley y con ello el constitucionalismo, entendido como la experiencia histórica acumulada por la nación para defender la división de poderes y avances democráticos.

Pero sobre todo pidió reconstituir a los partidos y “hacer política-política”, que involucra lo partidista y lo electoral.

Cossío Díaz participó en la instalación y sesión del Consejo Consultivo Ciudadano Nacional del partido Movimiento Ciudadano, encabezado por Salomón Chertorivski Woldenberg, en donde académicos analizaron las perspectivas futuras para hacer respetar la ley, la división de poderes y la democracia.

Ese consejo, explicó Chertorivski Woldenberg, está llamado a ser una voz racional que enfrente al menos tres características del actual gobierno, la “deliberada decisión de ignorar a la sociedad civil”, el vacío deliberado para no escuchar al conocimiento y la ciencia, y la falta de interés por dialogar con los diferentes por desdén a la pluralidad real.

Aunque el consejo, integrado por académicos y expertos, no es parte de MC, acudieron su coordinador nacional, Clemente Castañeda y los líderes de ese partido en el Senado, Dante Delgado y en la Cámara de Diputados, Tonatiuh Bravo.

Cossío Díaz planteó que la Constitución es buena en términos generales, pero el problema es cómo hacer que ésta sea sólida para defenderse a sí misma en “época de cambios”.

Estos cambios, incluso a nivel internacional, están marcados por “una entronización de hombres fuertes”, reverdecimiento de los nacionalismos y el populismo, e incluso el fascismo, vía personajes que buscan más poder político para resolver crisis e incertidumbres, y lo hacen a veces en contra del orden jurídico e incluso con desvío de lo que son los procesos democráticos.

En México, frente a eventuales cambios constitucionales de ese tipo, hoy “de lo que estamos dependiendo para que no se den [reformas] es del Senado y ya”, por lo que se requiere reconstituir a los partidos.

“Si tenemos la súper ONG perfecto, pero ésta ¿cómo actúa en las cámaras?, cómo reorienta la discusión?”, porque el modelo requiere que los ciudadanos tengan la intermediación de los partidos para incidir en las cámaras y crear leyes, explicó.

Hoy, dijo, México cuenta con una Constitución con mecanismos para hacer prevalecer sus principios, por ejemplo, vía controversias, acciones de inconstitucionaldad, amparos, pero puede ocurrir que integrantes de órganos de control como el Poder Judicial u órganos autónomos se vuelvan parte del problema si se asumen “parte de la transformación” y no ejercen las funciones que la Constitución les da para defenderla.

Por eso además del texto constitucional debe irse a un “segundo piso” para la defensa vía litigios por una sociedad civil activa.

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