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Compañera de escuela y cárcel. Aquí estoy con Roberta Avendaño La Tita, mi compañera de la Facultad de Derecho y delegada del Consejo Nacional de Huelga (CNH), era como mi hermana. Compartimos la celda y siempre jugábamos a que ella me cargaba.
Defensora de obreros. Además de La Tita, en la foto también está Adela Salazar (centro), quien fue como una madre para mí en la cárcel. Ella y su esposo, quienes defendían obreros. Cuando el Ejército entró a CU, fueron detenidos por ir a salvar a sus hijas.
En el jardín de Santa Martha. Mira, en esta fotografía estoy en el jardín del penal con una compañera guerrillera que creo que era de Los Lacandones. Dos veces a la semana, sólo por dos horas, nos sacaban a dizque disfrutar del campo.
Feliz cumpleaños. Esta imagen es de la celebración de mi primer cumpleaños en Santa Martha. Compañeros de la Facultad me llevaron un pastel y celebramos juntos. Contamos con mucho apoyo, incluso del rector de la UNAM Javier Barros Sierra.
“Nuestra celda”. Esta es nuestra celda en Santa Martha y en la que vivimos desde que ingresamos hasta que salimos. Ahí pasamos las noches más difíciles, porque había grupos de acoso adentro y gente que se drogaba permanentemente y nos hacían pasar malos ratos, nos daban miedo. Las presas comunes nos llamaban Viejas Rotas y Las Princesas porque, como estudiábamos, las autoridades nos daban dos horas más de luz en nuestra celda, a diferencia de ellas, a quienes se las apagaban a las 20:00 horas y a nosotras a las 10 de la noche.