A cada capillita se le llega su fiestecita, y hoy es el día en que, por fin, comparece ante el Senado, la secretaria de Bienestar, María Luisa Albores González, una joven de la cuarta transformación que opera los programas de la Política Social, la más importante del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Morena lleva casi lo que va del año con negativas a llamarla a comparecer a dar explicación, la cara, por la eliminación del programa de apoyo a Estancias Infantiles. La obligación constitucional de asistir al análisis del Informe ha traído a la secretaria a la Cámara Alta. Sólo así.

La presidenta del Senado, Mónica Fernández Balboa (Morena), anuncia el turno de la presentación de la funcionaria del gabinete, y una comitiva va por ella al salón contiguo, y la ingeniera agrónoma aparece de suéter negro y blusa blanca bordada por manos artesanas de Guerrero, y porta unos pendientes de hilo rojo, que resaltan por su peinado de cabello recogido. Desprovista de bolso, carga dos carpetas de argollas, una libreta y algunos papeles.

Pasa por el pasillo que domina la izquierda, y sin mayor distracción sube a la mesa directiva, la recibe la senadora Fernández Balboa y le toma la protesta de “decir verdad”, y acto seguido se sienta y sólo se pondrá de pie para irse, cuatro horas después, por una escalera lateral sin roce alguno con el pleno. Hace un mutis repelente.

La tribuna misma, que tiene dos atriles en la parte alta, a la izquierda y derecha, y uno más al centro, abajo, queda sin uso; la responsable de paliar la pobreza se atrinchera allá arriba en la lectura de su presentación, línea por línea, palabra por palabra. Alza algo la vista, quizá en el fin de algún párrafo.

Su voz alta es firme y uniforme, sin matiz. Refleja a una operadora eficaz de la Política Social de “nuestro Presidente”, como se expresa de Andrés Manuel López Obrador .

Llega a la cita con un lastre político, con desgastes en juzgados, por la cancelación del programa de Estancias Infantiles, que le reclama la oposición --PAN, PRI, MC, PRD--, y el reproche se escribe en letras azules panistas en cartelitos "#Estancias Infantiles Sí".

La titular de Bienestar, que había llamado hace meses, “aberración inaceptable”, la recomendación 29/2019 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), con preocupaciones sobre el derecho de niñas, niños y sus madres trabajadoras, por la desaparición del apoyo a estancias infantiles, muestra su monolítica determinación.

Dice a Emilio Álvarez Icaza, el senador sin bancada, que el papel de la CNDH “ha dejado mucho que desear”, como en los casos de la Guardería ABC, los crímenes de Tlatlaya y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Argumenta que la Política Social vigente aporta apoyos de manera directa a los beneficiarios y sobre el abanico de las transferencias financieras, se le formulan señalamientos del uso desordenado de apoyos.

Juan Manuel Fócil Pérez (PRD), dice que mamás que recibían recursos de Prospera por sus hijos de educación Básica, en la actualidad se aplican becas a jóvenes de Preparatoria, 800 pesos mensuales, que lo gastan en celulares, cerveza y ropa.

Piden que se atiendan situaciones en torno, por ejemplo del Programa Sembrando Vida, pues en el campo, se desmontan superficies forestales para recibir la ayuda, pues “la pobreza es cabrona”, dice enérgico Álvarez Icaza.

Concluye la comparecencia, la titular de Bienestar apila sus carpetas, libreta y demás papeles, y toma el atajo para irse del Senado sin selfies, fotos, abrazos, y va a donde el trabajo “está lleno de compromiso y entrega”.

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