En más de tres años que tuvo de vida el (Insabi), organizaciones civiles aseguran que con esa estrategia millones de pacientes sin seguridad social se enfrentaron al desabasto de medicamentos y a la desatención, lo que derivó en la muerte de muchos de ellos.

“Siempre se dijo que el Insabi no tenía pies ni cabeza, por lo que los resultados siempre fueron malísimos. Siempre tuvimos desabasto de medicamentos y desatención. Lo que sí había antes con el Seguro Popular, ya no lo había. Nosotros buscamos a las autoridades del Insabi, pero siempre estuvieron en la postura de defender ese programa porque supuestamente iba a revolucionar el sistema de salud”, subraya Alejandro Barbosa, presidente de la organización civil Nariz Roja.

Consultado por EL UNIVERSAL, el presidente de esa ONG señala que lo que trajo consigo la creación del Insabi, en 2019, fue una total desatención que causó o aceleró la muerte de niños con cáncer.

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“Antes, un niño con Seguro Popular contaba con 98% de atención y los medicamentos costosos los cubría ese seguro y, en el caso de mujeres con cáncer, si no había lugar en donde acudía para atenderse, se canalizaba a un hospital privado, había subrogación de servicios.

“Cuando llega el Insabi, los niños con cáncer se enfrentan con que no había medicamentos ni radioterapias. ¿Cuál fue la consecuencia? Murieron muchos niños en todo el país”.

Elena García, presidenta de la ONG Con Causa, dedicada a apoyar a las niñas y niños con cáncer, concuerda con que el Insabi dejó una estela de muerte en el país.

“Al desaparecer el Seguro Popular se registró un desabasto de medicamentos terrible y la suspensión de tratamientos contra la enfermedad, lo que comprometió la atención de las niñas y los niños y a muchos les costó la vida”, destaca.

La madre de un pequeño de seis años que se encuentra en tratamiento comenta que en 2021 fallecieron 38 compañeros de su hijo en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña, que es el único en todo el estado que atiende cáncer infantil.

Andrés Castañeda, vocero del colectivo Cero Desabasto, detalla: “Esta nueva transición vuelve a cambiar las reglas del juego, reinicia este ciclo de aprendizaje para el sistema de salud pública y, como consecuencia, deja a la deriva a los pacientes, al abasto de medicinas y a los servicios”.

El doctor en Salud Pública, Gestión en Salud y Políticas Públicas, recuerda que durante la creación del Insabi se hablaba de que el organismo daría atención médica, se encargaría del abasto de medicinas y algunas otras funciones heredadas del Seguro Popular.

Sin embargo, al ser una decisión que se tomó sin escuchar al personal de salud, que obedeció más a una ideología que a una política pública, nació sin un claro mecanismo de funcionamiento, sin reglas de operación, objetivos ni personal, dado que nunca estuvieron claras sus funciones y por ello derivó en una crisis de 35 millones de personas sin acceso a servicios de salud.

“Fue una decisión que se tomó con el hígado, no de manera consciente, que es lo más preocupante porque nunca se entendió como funcionaba”, dice el especialista en Ciencias del Comportamiento.

Sobre el fallido abasto de medicinas gratuitas explica que cuando la extinta institución se abocó a la compra de las mismas cambió de modelo cuatro veces, hecho que sólo reinició la curva de aprendizaje del sistema y que afectó la adquisición de los fármacos en el país.

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