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Tixtla, Gro.— En la casa de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre han preferido mantenerse en silencio.

El domingo hasta ahí llegó el titular de la Unidad Especializada en Investigación y Litigación del caso Ayotzinapa, Omar Gómez, y el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas.

Ambos le dieron a los padres de Christian la respuesta que han buscado desde hace cinco años y 10 meses: el segundo de sus cuatro hijos fue identificado a partir de unos restos hallados en noviembre pasado en la Barranca de la Carnicería, en el municipio de Cocula.

Hace dos días, los funcionarios hicieron públicos los resultados de las pruebas genéticas que analizó el laboratorio de la Universidad de Innsbruck, las cuales fueron confirmados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Ayer, en callejón Lázaro Cárdenas, en el barrio de Santiago, la vida corre con cotidianidad: los niños juegan en bicicleta en el estrecho espacio, los vendedores ofrecen su productos y en la única casa de adobe tapado con cemento, de techo de tejas, hay movimiento, pero todo prefieren callar.

Clemente Rodríguez y Luz María Telumbre no están en el inmueble, o eso dice la hija mayor del matrimonio que sale a la puerta.

La hermana de Christian explica que por el momento no darán ninguna declaración, pues su padre atenderá entrevistas después de que junto con los otros familiares de los 42 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos se reúnan con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

“¿Es por lo del lunes?”, preguntó uno de los reporteros que llegó hasta el lugar.

“Sí, también por eso”, atajó la joven.

Ese día, cuando Clemente y Luz María pasaban por la carretera federal Chilpancingo-Chilapa, a la altura de Tixtla, hombres armados, que se identificaron como policías comunitarios, los detuvieron, insultaron e incluso los mantuvieron retenidos hasta que llegaron agentes estatales para rescatarlos.

Quienes sí hablaron después de la identificación fueron los alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos.

Acusaron al gobierno de López Obrador de utilizar el caso Ayotzinapa para tender una cortina de humo y desviar la atención de los problemas económicos, así como del “mal manejo” que la admninistración ha tenido de la pandemia del Covid-19.

Los jóvenes tomaron ayer la caseta de cobro de Palo Blanco, en la Autopista del Sol, con el a fin de recaudar dinero para quienes buscan a sus hijos.

El abogado de los padres de los 43, Vidulfo Rosales, declaró: “Es una noticia que tiene un impacto fuerte en la familia, en el movimiento que exige la presentación con vida de los jóvenes, pero es un hecho objetivo”.

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